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Cuando hablamos de la musculatura en el deporte, debemos analizar la composición de la misma, ya que la fibra muscular varía en tamaño y composición en función de varios factores determinantes y pueden incluso llegar a ser "moldeadas un tipo de ellas", siendo un factor determinante en el rendimiento deportivo.
No todas las fibras musculares son iguales. Dentro de un músculo encontramos principalmente dos tipos de fibras: las de contracción lenta (tipo 1 o rojas) y las de contracción rápida (tipo 2 o blancas), las cuales también presentan subdivisión.
Las fibras de contracción rápida no tienen una buena resistencia aeróbica, sino más bien utilizan vías de obtención de energía sin utilización de oxígeno, son capaces de producir más fuerza que las lentas, pero su umbral de fatiga es menor, por presentar peores características hacia la resistencia en ejercicio físico.
Estas fibras se reclutan en pruebas de alta intensidad y corta duración. Algunos ejemplos de disciplinas deportivas serían 110 metros vallas, 100 metros, etc. Dentro de estas fibras rápidas hay una subdivisión en 2a (con algo de características intermedias) y tipo 2b (fibras muy rápidas).
Por otro lado, las fibras musculares de contracción lenta tienen una alta resistencia aeróbica. Producen la energía necesaria para la contracción y relajación muscular mientras dura la oxidación, y se utilizan en especialidades deportivas como la maratón, utrafonditas, etc; no obstante, la fibra muscular tipo intermedia, puede inclinar sus características hacia lenta o rápida en función del sistema de entrenamiento al que se le someta al deportista.
La composición y uso de las fibras musculares sugiere pues que los deportistas que tienen un alto porcentaje de fibras de contracción lenta pueden más facilidad en el desarrollo de pruebas prolongadas de resistencia, mientras que aquellos en los que predomine tipo rápido, pueden estar "ventaja" para actividades explosivas y cortas.
Las características de las fibras musculares lentas y rápidas vienen determinadas genéticamente. Nuestra genética determinará qué neuronas motoras inervan nuestras fibras musculares individuales. Después de haberse establecido la inervación, nuestras fibras musculares se diferencian (especializan) según el tipo de neurona que las estimula; unidades motoras lentas se relaciona con una agrupación de entre 10 y 180 fibras musculares.
Por el contrario, una unidad motora rápida inerva entre 300 y 800 fibras musculares. No obstante, la fuerza de las fibras lentas y rápidas individuales no es espectacularmente distinta. La diferencia en el desarrollo de la fuerza entre las unidades motoras rápidas y lentas se debe al número de fibras musculares por unidad motora, no a la fuerza generada por cada fibra.
Un claro ejemplo de todo ello lo encontramos en la composición del tipo de fibra en gemelos: estudios indican la presencia de más de un 90% de fibras lentas en este grupo muscular, mientras que en sprinters del más alto nivel su composición no supera el 25%; estos datos nos pueden hacer ver la importancia genética y las armas de la que dispone un deportista según su composición muscular de cara a competir en una disciplina deportiva con otros deportistas de diferentes razas, utilización de diferentes sistemas de entrenamiento,etc
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