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Respuesta:
PARA que el cristiano pueda luchar, el Espíritu Santo le regala sus dones y éstos a su vez se transforman en frutos meritorios por gracia de Dios. Tradicionalmente se habla de siete dones y doce frutos. Son sólo números simbólicos, pues el siete indica perfección y el doce, totalidad. No podemos poner límites al Espíritu, sus dones y frutos son infinitos.
CIENCIA: es el don del Espíritu Santo que nos permite acceder al conocimiento. Es una facilidad para distinguir entre lo verdadero y lo falso.
CONSEJO: hace que al momento de escoger, optemos por lo que más nos conviene, inspira lo que se debe hacer y cómo se debe hacer, lo que se debe decir y cómo se debe decir, lo que se debe evitar, y lo que se debe callar.
FORTALEZA: es el don que el Espíritu Santo concede al fiel, una ayuda sobrenatural que permite perseverar en medio de las dificultades de la vida.
INTELIGENCIA: es el don del Espíritu Santo que nos conduce a leer dentro de las cosas hasta comprender lo que ellas son.
PIEDAD: el corazón del cristiano no debe ser ni frío ni indiferente. El calor en la fe y el cumplimiento del bien es el don de la piedad, que el Espíritu Santo derrama en nuestros corazones.
SABIDURÍA: Se trata de sentir gusto o sabor, de saber apreciar lo que vemos, lo que contemplamos de la obra divina.
TEMOR DE DIOS: es el don que nos salva del orgullo, sabiendo que lo debemos todo a la misericordia divina. Se trata de evitar cualquier tipo de pecado para no ofender el amor de Dios.
Por otro lado, los frutos del Espíritu Santo son: caridad, gozo, paz, paciencia. longanimidad, bondad, benignidad, mansedumbre, fe, modestia, continencia, castidad.