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Si ustedes escuchan el podcast de anime o siguen hace rato nuestras reseñas sabrán que nos gusta mucho un director japonés llamado Mamoru Hosada. Este tipo nació en el año 1967 en Kamiichi, un distrito de la prefectura Tomaya. Mamoru empezó trabajando como director con las películas de Digimon, más parte pasó a las películas de One Piece, pero fue con su primera película propia que empezó a separarse del resto de directores y a forjar un nombre y estilo propios. Esta película se llama “La chica que saltaba a través del tiempo” del año 2006. Ahí podemos ver un estilo de animación muy delicado, casi sin bordes, que lo va a acompañar por el resto de carrera. Después de esto sacó “Summer Wars”, “El niño y la bestia” y su más reciente película fue “Mirai” que trajo consigo una nominación al Oscar como “Mejor película animada”. Tenemos una persona muy dedicada y exitosa que en cada película que estrena nos deja algo para que pensemos. Pero la película de la quiero hablar hoy no es ninguna de estas. La reseña de hoy será sobre “Wolf Children” el mejor trabajo de Hosoda, bajo mi humilde punto de vista.
“Ôkami kodomo no Ame to Yuki” o “Wolf children” o “Los niños lobo” es una película de animación japonesa estrenada en el año 2012. La película arranca con todo y nos pone en la piel de Hana, una joven como cualquier otra que conoce y se enamora de Takao. Hasta acá todo normal y parece el comienzo de cualquier película romántica. La vuelta de tuerca lleva del lado de Takao, él es un hombre lobo. A Hana esto le importa poco y la relación avanza muy felizmente. De esta hermosa relación nacen Yuki y Ame que heredan los genes del padre, son niños lobo. La historia viene muy bien, ¿no? Vamos a meterle un poco de tragedia, Takao muere y ahora Hana debe hacerse cargo de los chicos. Ya de por si tener hijos no es algo fácil, imagínense si además tienen el poder convertirse en lobos, ¿si enferman a donde los llevo? ¿Al médico o al veterinario? Para proteger a su familia Hana decide mudarse al medio del campo, donde haya poca gente que los moleste y puedan vivir una vida más o menos normal.
Esto que les cuento es tan solo el principio de todo. Esta introducción es muy buena, pero solo es la punta del iceberg que nos presenta Hosoda. Mamoru logra presentar a los personajes de manera efectiva y hace que empatices con ellos desde el primer momento. También vemos el toque de fantasía que este director siempre mete en sus películas, que está ahí para hacer las cosas más interesantes y como disparador para plantear un montón de conflictos de la vida real. Este elemento fantástico hace las veces de canalizador para contar otra historia, no una con niños lobo, sino una con niños reales que tienen sueños y deseos propios, y de padres que están ahí para ellos y desean lo mejor para ellos, aunque la mayoría de las veces estos deseos no coinciden. La narrativa de la película es excelente, está llena de pequeños momentos cada uno puesto especial mente para disparar determinada emoción en el espectador. Tenemos momentos tiernos, divertidos, conflictivos y, por supuesto, emotivos.