Investiga sobre la pesca ilegal de tiburones en galápagos establece dos formas en las que esta actividad fomenta la desaparición de tiburones
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En 2010, seis personas murieron por ataques de tiburón en todo el mundo. Si se multiplica ese número por más de 12 millones se obtendrá el número aproximado de tiburones que son matados para el consumo humano.
La masiva masacre anual de tiburones, estimada en alrededor de 73 millones cada año, ha llevado a un tercio de todas las especies de tiburón a estar al borde de la extinción.
"Es una situación grave la que enfrentan ahora los tiburones", dijo Matt Rand, director de la Campaña Global de Conservación del Tiburón del Pew Environmental Group.
"Se necesita tomar pronto una medida urgente, el destino de especies de tiburones que juegan un papel vital en el ecosistema marino –uno que han desempeñado durante 400 millones de años– está en peligro. Algunos dicen que hemos pasado el punto de no retorno, espero que no sea ese el caso".
La cumbre de la Organización para la Agricultura y la Alimentación de la ONU discute los problemas que se enfrentan las poblaciones mundiales de peces. Algunos estiman que "cerca del 70% de las áreas de pesca se han quedado sin peces o han sido sobreexplotadas".
Un informe reciente del Pew Enviroment Group y TRAFFIC sugiere que la pesca de tiburón, particularmente la práctica de cercenamiento de aletas, necesita estar en la parte superior de la agenda, ya que las regulaciones sobre la cacería de tiburones no han logrado detener un alarmante descenso en sus cifras.
Las aletas de tiburón son cada vez más deseadas en Asia, particularmente en China, ya que son utilizadas en sopas y otros productos. El finning –práctica que permite quitar las aletas y tirar el cuerpo– está prohibido por Estados Unidos y la Unión Europea, pero lagunas en la ley y falta de regulación y su aplicación en todos lados han significado que siga siendo un gran problema.
Un plan de acción internacional para tiburones ha estado en vigor desde hace 10 años, pero deja la responsabilidad del manejo sustentable y registro de las cacerías a cada país.
Mientras unos pocos han hecho un "progreso notable", la mayoría de los países no lo han hecho, de acuerdo a la Organización de Agricultura y Alimentación de la ONU (FAO) en 2005.
"Es un buen plan, está muy bien pensado", dijo Rand. "Si estuviera implementado, estaríamos viendo poblaciones saludables. Desafortunadamente, ese no es el caso".
De los cuatro principales países con cacería de tiburones –Indonesia, India, España y Taiwán– solamente España ha presentado un desglose de las especies que están cazando.
Rand espera que la cumbre de Roma dé algo de tiempo para que la FAO pueda reflexionar sobre las dinámicas mundiales de los tiburones, y de que ellos “se vuelvan a comprometer en tomar un plan de acción internacional serio y lo pongan en práctica”.
"Estamos señalando a los cazadores de tiburones que ellos pueden hacer un cambio. Esperamos que no solamente las ONG estén viendo lo que está sucediendo. Ahora es una oportunidad para volver a comprometerse en un plan internacional para salvar a los tiburones", dijo.
Lejos de las regulaciones internacionales, hay algunos puntos destacados en los esfuerzos de conservación de tiburones. Palau, Honduras y las Maldivas han declarado que no se puede cazar tiburones en sus aguas.
"Ellos se dieron cuenta de que es muy difícil tener una pesca sustentable de una especie que no alcanza su madurez sexual hasta su adolescencia y sólo producen un par de crías cada vez que dan a luz", dijo Rand.
El turismo de tiburones también ha cobrado más valor en comunidades costeras en todo el mundo.
Scott Henderson, de Conservación Internacional, ha vivido en las islas Galápagos durante 20 años y ha sido testigo del incremento de tours de buceo en la zona, la atracción principal es la oportunidad de ver tiburones.
Pero incluso el ecosistema marino más protegido del mundo no ha sido inmune a la cacería de tiburones, la pesca ilegal de tiburones también ocurre en Galápagos, dijo Henderson, aunque cree que está bajo control y se está volviendo menos frecuente.
"No hay nada intrínsecamente mal con la pesca y las tradiciones culturales deben ser respetadas. Sin embargo, así como el comercio de marfil de elefantes, el exterminio de gorilas de montaña y el comercio de cuernos de rinocerontes, esas tragedias muestran, que tanto proveedores como los mercados necesitan ser responsables en reducir sus actividades cuando al extinción es inminente”.
Rand describió la incontrolada cacería de tiburones como un "experimento masivo en los océanos del mundo".
"Hay una gran interrogante en el aire sobre qué tan lejos llegará su declive", dijo.
El impacto en la disminución de las cifras de tiburones en los ecosistemas marinos y en el efecto en cadena en la industria pesquera ya se hizo sentir en regiones de todo el mundo.
La rápida disminución de los tiburones punta negra en el oeste del Océano Atlántico desde principios de la década de 1990, llevó a un incremento en mantarrayas nariz de vaca y el declive en la industria de Carolina del Norte en la industria de la vieira (moluscos).
La masiva masacre anual de tiburones, estimada en alrededor de 73 millones cada año, ha llevado a un tercio de todas las especies de tiburón a estar al borde de la extinción.
"Es una situación grave la que enfrentan ahora los tiburones", dijo Matt Rand, director de la Campaña Global de Conservación del Tiburón del Pew Environmental Group.
"Se necesita tomar pronto una medida urgente, el destino de especies de tiburones que juegan un papel vital en el ecosistema marino –uno que han desempeñado durante 400 millones de años– está en peligro. Algunos dicen que hemos pasado el punto de no retorno, espero que no sea ese el caso".
La cumbre de la Organización para la Agricultura y la Alimentación de la ONU discute los problemas que se enfrentan las poblaciones mundiales de peces. Algunos estiman que "cerca del 70% de las áreas de pesca se han quedado sin peces o han sido sobreexplotadas".
Un informe reciente del Pew Enviroment Group y TRAFFIC sugiere que la pesca de tiburón, particularmente la práctica de cercenamiento de aletas, necesita estar en la parte superior de la agenda, ya que las regulaciones sobre la cacería de tiburones no han logrado detener un alarmante descenso en sus cifras.
Las aletas de tiburón son cada vez más deseadas en Asia, particularmente en China, ya que son utilizadas en sopas y otros productos. El finning –práctica que permite quitar las aletas y tirar el cuerpo– está prohibido por Estados Unidos y la Unión Europea, pero lagunas en la ley y falta de regulación y su aplicación en todos lados han significado que siga siendo un gran problema.
Un plan de acción internacional para tiburones ha estado en vigor desde hace 10 años, pero deja la responsabilidad del manejo sustentable y registro de las cacerías a cada país.
Mientras unos pocos han hecho un "progreso notable", la mayoría de los países no lo han hecho, de acuerdo a la Organización de Agricultura y Alimentación de la ONU (FAO) en 2005.
"Es un buen plan, está muy bien pensado", dijo Rand. "Si estuviera implementado, estaríamos viendo poblaciones saludables. Desafortunadamente, ese no es el caso".
De los cuatro principales países con cacería de tiburones –Indonesia, India, España y Taiwán– solamente España ha presentado un desglose de las especies que están cazando.
Rand espera que la cumbre de Roma dé algo de tiempo para que la FAO pueda reflexionar sobre las dinámicas mundiales de los tiburones, y de que ellos “se vuelvan a comprometer en tomar un plan de acción internacional serio y lo pongan en práctica”.
"Estamos señalando a los cazadores de tiburones que ellos pueden hacer un cambio. Esperamos que no solamente las ONG estén viendo lo que está sucediendo. Ahora es una oportunidad para volver a comprometerse en un plan internacional para salvar a los tiburones", dijo.
Lejos de las regulaciones internacionales, hay algunos puntos destacados en los esfuerzos de conservación de tiburones. Palau, Honduras y las Maldivas han declarado que no se puede cazar tiburones en sus aguas.
"Ellos se dieron cuenta de que es muy difícil tener una pesca sustentable de una especie que no alcanza su madurez sexual hasta su adolescencia y sólo producen un par de crías cada vez que dan a luz", dijo Rand.
El turismo de tiburones también ha cobrado más valor en comunidades costeras en todo el mundo.
Scott Henderson, de Conservación Internacional, ha vivido en las islas Galápagos durante 20 años y ha sido testigo del incremento de tours de buceo en la zona, la atracción principal es la oportunidad de ver tiburones.
Pero incluso el ecosistema marino más protegido del mundo no ha sido inmune a la cacería de tiburones, la pesca ilegal de tiburones también ocurre en Galápagos, dijo Henderson, aunque cree que está bajo control y se está volviendo menos frecuente.
"No hay nada intrínsecamente mal con la pesca y las tradiciones culturales deben ser respetadas. Sin embargo, así como el comercio de marfil de elefantes, el exterminio de gorilas de montaña y el comercio de cuernos de rinocerontes, esas tragedias muestran, que tanto proveedores como los mercados necesitan ser responsables en reducir sus actividades cuando al extinción es inminente”.
Rand describió la incontrolada cacería de tiburones como un "experimento masivo en los océanos del mundo".
"Hay una gran interrogante en el aire sobre qué tan lejos llegará su declive", dijo.
El impacto en la disminución de las cifras de tiburones en los ecosistemas marinos y en el efecto en cadena en la industria pesquera ya se hizo sentir en regiones de todo el mundo.
La rápida disminución de los tiburones punta negra en el oeste del Océano Atlántico desde principios de la década de 1990, llevó a un incremento en mantarrayas nariz de vaca y el declive en la industria de Carolina del Norte en la industria de la vieira (moluscos).
majix:
gracias
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