Redacta un cuento con las siguientes características: narrador protagonista, personaje principal, 2 personajes secundarios, 1 personaje terciario, tiempo racconto, espacios fisicos, psicologico y social
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Simbad el marino
Había una vez, en Bagdad, un joven mercante que transportaba sus mercancías por toda la ciudad. El joven se sentía agotado, porque cada día cargaba con sus pesadas cajas de una punta a otra de Bagdad, y a pesar de trabajar muchísimo, seguía siendo pobre.
Un día, al finalizar con su extenuante jornada de trabajo, se sentó a descansar junto a la puerta de una casa. Aquella casa pertenecía a un rico comerciante y el hombre, que estaba dentro, pudo oír cómo el joven se lamentaba de su mala suerte:
– ¡Trabajo, trabajo y más trabajo! ¡Solo eso es mi vida! Y al final del día sigo siendo tan pobre como el día anterior. Solo me alcanza para comprar algo de pan, ¡qué desafortunado soy!
El comerciante sintió pena por el muchacho, y decidió invitarle a cenar. El joven aceptó la invitación, y al entrar en aquella lujosa casa quedó maravillado: la mesa estaba servida con los más deliciosos manjares, y por doquier brillaban los mármoles, el oro y los tejidos refinados.
– ¡Qué maravilla! ¡Nunca había visto tanta riqueza señor mío! –exclamó el joven sin poder contener su asombro.
– Soy un hombre afortunado –respondió educadamente el comerciante– pero me gustaría contarte cómo he conseguido llegar a acumular esta riqueza. Al contrario de lo que se podría pensar, nadie me ha regalado nadie y yo también viví en la pobreza. Quiero contarte mi historia.
El comerciante se llamaba Simbad, y comenzó a relatar su historia al joven.
La historia de Simbad el marino
– Yo nací en una familia rica, y recibí una buena herencia –comenzó su relato el hombre– pero la malgasté llevando una vida poco juiciosa y a los pocos años ya no tenía nada. Entonces decidí embarcarme en búsqueda de fortuna.
– ¿Se hizo marino? ¡Cuántas aventuras habrá vivido? –exclamó entusiasmado el joven.
– Muchísimas, pero no creas que fue fácil. Durante mi primer viaje atracamos en una isla y encendimos un fuego; de repente el suelo bajo nuestros pies comenzó a moverse, y descubrimos aterrorizados que lo que habíamos creído un islote no era otra cosa ¡que una gigantesca ballena q
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Respuesta: a la diestra de dios padre
Cierta noche llegaron a su casa unos peregrinos, un anciano y un sujeto más joven con cabello largo. Peralta no tenía nada para ofrecerles, pero les propuso alojarse en su humilde morada. La hermana de Peralta era demasiado lujuriosa y con su mirada apasionada los examinó de arriba abajo. Esos viajeros olían a rosas y estaban sentados a la mesa, pero no había qué comer.
Pero sucedió un hecho insólito. La hermana de Peralta fue a la dispensa de la cocina a ver si poro casualidad encontraba algo para comer y la sorpresa que se llevó fue milagrosa: estaba totalmente llena de víveres. No lo podían creer y atribuyeron el milagro divino como una recompensa del cielo con Peralta por ser Tan bueno
Las sorpresas continuaron al amanecer del día siguiente, cuando Peralta se levanta de su cama y se encuentra una mochila repleta de onzas del Rey. Pero como Peralta era un hombre demasiado honrado, se encargó a como diera lugar de hallar a los peregrinos para devolverles el dinero que olvidaron en su casa.
En esos instantes, los dos viajeros revelaron sus identidades: uno, era Pedro, quien tiene las llaves del Cielo. El otro, nada más ni nada menos que Jesús de Nazareth. Ellos le manifestaron a Peralta que lo habían probado dejándole esa mochila llena de dinero y así ver cuán honrado en realidad era. Y como superó la prueba, le concedieron cinco deseos.
Peralta muy contento comenzó a pedir uno a uno sus deseos:
que siempre ganara al jugar.
que la muerte no lo alcanzara.
que pudiera tener a quien quisiera, donde fuera y el tiempo que fuera.
poder hacerse tan pequeño como una hormiga
que el diablo nunca le hiciera trampa.
El primero le permitió ganarle dinero a todos los aprovechados y ladrones que querían robarle las onzas del Rey. Con esos dineros se encargaba de curar enfermos y compró una casa que adaptó para cuidar de ellos, como leprosos y demás. Todo el dinero lo usaba para esos fines, muy al contrario de su hermana quien ahora vivía en el mayor de los lujos.
El segundo y tercer deseo le funcionaron para evadir la muerte y ayudar a todo el pueblo a evadirla. Un día, Ésta llegó a su puerta pero Peralta le ordenó que se subiera en un aguacate y que de allí no bajara hasta nueva orden. Entonces, a pesar de muchas epidemias y enfermedades que ocurrían en el pueblo, nadie moría, hasta que de nuevo bajaron Jesús y Pedro a pedirle que liberara a la Muerte. Peralta así lo hizo, pero pidió a cambio que la Muerte no le hiciera nada.
Utilizando el primer deseo, osó a jugar con el diablo y le ganó todas las almas del infierno y lo dejó llorando. Luego fue a entregarle a San Pedro toda la multitud de almas rescatadas. Entonces, se presentó un aglutinamiento de almas en la entrada del Cielo y el Padre decidió que no entraban al Paraíso; de tal modo que las envió a la Tierra, pero como no tenían salvación, debían quedarse para siempre en el planeta.
Al finalizar de la historia, Dios le da a elegir uno de los lugares de las Tres Personas de la Trinidad a Peralta. Entonces, éste se hace pequeño como una hormiga y se abraza aferrado a la Cruz. El lenguaje utilizado pro el autor, es muy parroquial y costumbrista de Colombia, por lo que se encuentran modismos propios de la cultura. A continuación, el párrafo completo del final del cuento:
«El Padre Eterno, qu’en todas las bullas de Peralta nu había hablao palabra, se paró y dijo d’esta moda: «Peralta; escogé el puesto que querás. ¡Ninguno lu’ha ganao tan alto como vos, porque vos sos la Humildá, porque vos sos la Caridá! Allá abajo fuiste un gusano arrastrao por el suelo; aquí sos el alma gloriosa que más ha ganao. Escogé el puesto. ¡No ti humillés más, que ya’stás ensalzao!». Y entonaron todos los coros celestiales el trisagio d’Isaías, y Peralta, que todavía nu’había usao la virtú di achiquitase, se fue achiquitando, achiquitando, hasta volverse un Peraltica de tres pulgadas; y derechito, con la agilidá que tienen los bienaventuraos, se brincó al mundo que tiene el Padre en su diestra, si acomodó muy bien y si abrazó con la Cruz. ¡Allí está por toda l’Eternidá!
Explicación: