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Explicación:
Colectivismo: Ambas culturas favorecen al grupo por encima del individuo. El trabajo en equipo y la unanimidad se prefieren por encima de la individualidad y el desacuerdo.
Reputación: En ambas culturas, la reputación del individuo es de gran peso. Y es que “perder la cara” tiene consecuencias, no sólo para la persona, sino para el grupo que representa (familia, amigos, escuela, empresa). Perder la cara significa dañar la reputación de otras personas, por lo que en ambas culturas se esfuerzan por guardar una apariencia.
Hábitos del hogar: Sobra decir que ambas culturas usan palillos (aunque el diseño es distinto!). También suelen quitarse los zapatos al entrar al hogar.
Visión a largo plazo: En ambas culturas se presta mayor atención al largo plazo. Se tiende a planear ahorros e inversiones a futuro.
Hospitalidad: En ambos países se acostumbra recibir al visitante con excesiva amabilidad. Ya sea una visita a una compañía, a un hogar o al país, como huésped la gente suele tratar muy bien a la persona que viene de fuera.
Modestia: Ambas culturas aprecian la modestia como una virtud. En japonés se puede ver por el uso de keigo y kenjougo. Aunque no existe un equivalente en chino, se puede ver en el trato.