• Asignatura: Castellano
  • Autor: adeadelaadelita
  • hace 8 años

Hola, necesito otro resumen lo más rápido que pueda del libro Las aventuras del barón de munchausen.
Gracias

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Respuesta dada por: mykola191205
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Respuesta:

Érase una vez un hombre, era el barón de Munchausen, un aventurero nato, su primera aventura fue con rumbo a Rusia, Con su fiel caballo Ráfaga, pero en el camino hubo varios sucesos, era de noche hacía muchísimo frío y estaba todo nevada, por lo que decidieron pararse a echar una cabezadita, a la mañana siguiente Ráfaga estaba colgado de la cruz de un campanario, claro la cruz era donde había posado a Ráfaga, pero mi lema siempre es problema, solución.

A si que dispare y ¡Pum! rompió los estribos de mi caballo, y callo para abajo.

Por el camino íbamos mi caballo y yo, y de repente vimos un lobo hambriento , yo me tape con mi capote, y cuando me lo quite, poco quedaba de mi caballo así que utilice al lobo como caballo, para tirar del trineo.

Allí en Rusia conocí a un general muy amable, que siempre llevaba sombrero y nunca se lo quitaba, porque debajo del sobrero tenía una tapa metálica que le cubría el cerebro, en una guerra le había pasado esta desgracia, este hombre se habría su tapadera y se echaba botellas de alcohol, pero luego abría la tapaderita y salía el humillo, por eso nunca pillaba una tajada, curioso verdad.

         Mirad que yo soy hombre de verdad, era un día especial porque venían montones de invitados a probar la comida del barón de Munchausen, y fui a cazar.

Encontré montones de cercetas, y una sola bala, entonces se me ocurrió otra idea, cogí tocino sobrado del almuerzo y lo enganche al hilo de pescar, lo puse de cebo el caso fue que el pato lo comía y como era escurridizo pues le salía por el trasero. Fueron haciendo esto uno tras otro, y al fin eso parecía un collar de perlas, pero en vez de perlas de cercetas. Los patos echaron a volar y yo con ellos, ví toda mi casa pero

¿Cómo conseguiría que bajasen? entonces se me ocurrió una idea, con mi escopeta iba matando pato tras pato así íbamos descendiendo.

Cuando les conté a mis invitados como habían conseguido el rico manjar no me creyeron.

En medio de la comida vino un caballo, que se había lanzado por la ventana, y se poso en la mesa, yo lo conseguí bajar, y montarlo, todos decidieron que yo me quedara con. El caballo, al que llamé Lituano.

          Hola ahora os voy a contar una historia, de una guerra.

Iba yo cabalgando con mí Lituano, ya después fuimos el y yo a una fuente para que pudiera beber agua, eso era increíble a los ojos, por pocas se bebe media fuente, pero no le saciaba, luego mire para atrás, faltaba su parte trasera, y toda esa agua se le salía por detrás, ¡que raro!, entonces mi criado me dijo que es que nos habían lanzado unos cuchillos que habían partido a mi Lituano, entonces yo llame al medico, para que juntara las dos partes, pero como no había hilo pues le cosió las dos partes con unos brotes, a los pocos días, a mi Lituano le había crecido una bóveda de laurel, algo increíble.

         Ya os voy a contar mi última y ajetreada aventura, esto que estaba yo en Egipto, iba con mi Lituano, y de repente vi a un disparador nato, le dio a una cosa a kilómetros de distancia, yo le ofrecí que si quería ser mi criado, y el acepto, los dos seguimos nuestro camino, luego vi a un hombre tumbado en el suelo, supuse que estaría durmiendo, el dijo que, que escuchaba crecer la hierba, sin pensármelo dos veces lo contrate como criado, después vi a otro hombre que corrió de Constantinopla a Egipto en media hora, también lo contrate, íbamos toda una tripulación.

Poco mas adelante vimos a un hombre enorme, al que se le había olvidado el hacha para cortar los pinos, de un tirón, se llevó medio bosque. Por su puesto también lo contraté, Íbamos todos tan campantes cuando se desencadenó un huracán terrible, pero vimos que eso lo producía un hombre con su nariz, siempre llevaba las fosas nasales tapadas, porque si las destapaba podría formar la de Caín

También lo contrate.

Poco después llegamos a Constantinopla, y un rey me puso prisionero.

Pero no prisionero como creeréis vosotros, era musulmán, y siempre quería que lo acompañase a todo, comidas, desayunos, todo.

Un día me invitó a tomar un tokay que el consideraba una delicia, yo le dije que los había probado mejores, y el lo negó.

Le dije que una vez me ofrecieron un tokay del 58 que era lo mejor del mundo.

Le dije que mi corredor nato podría traer una en una hora, y así fue a cambio el me

daría todos los tesoros que mi forzudo pudiera cargar, el corredor llegó a tiempo y el rey me dio la razón, que ese tokay era el mejor del mundo.

Yo salí pitando, ya que tenía libertad y tesoros.

Todo el mundo creía que yo le había robado al rey pero no era así.

Cuando llegué a mi tierra no me quedaba ni una moneda de oro, todos los guardaespaldas que contraté me hicieron una mala jugada y me robaron.

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