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Cuento: El Peón.
Había una vez una niña llamada Yamila, quien estaba jugando su primera partida en el campeonato intercolegial de ajedrez y a uno de sus peones se le ocurrió dar un paseo por el tablero.
Yamila generalmente jugaba con las piezas negras ya que sabían de su preferencia y además se habían preparado de la mejor manera para el campeonato. Hace un mes que llevaban practicando junto a Yamila para derrocar al rey de las blancas.
Durante semanas uno de los peones había estado algo distraído, hasta los alfiles le llamaron la atención, diciéndole que se debía concentrar en su tarea. El peón respondió que tenía frío, ya que él no tenía una armadura como la de ellos.
El peón era una pieza inquieta y un poco rebelde, quería danzar, andar cabalgando y le gustaba probarse las armaduras de las otras piezas.
Cuando Yamila se encontraba en la partida con su oponente, un chico llamado Joaquín, el peón rebelde se subió encima de una de las torres. Joaquín pensó que estaba haciendo trampa así que Yamila tuvo que confesarle la verdad, le explico que el peón está harto de moverse solo un paso para adelante y comer en diagonal, así que va por el tablero tratando de divertirse.
En ese momento el peón tomo la palabra desde el tablero y dijo: “Las armaduras me quedan un poco grandes, soy una o dos tallas menos”.
Joaquín comenzó a reír a carcajadas al escuchar al peón y le explico a Yamila que a él le sucedía lo mismo con su reina. En ese momento la reina toma la palabra y dijo:
“Estoy cansada que el señor rey me diga todo lo que tengo que hacer, se aprovecha porque soy la única que puede ir de aquí para allá”.
En ese momento el peón rebelde le propuso a la reina intercambiar roles por un rato, el jugaría para Joaquín asumiendo el papel de reina, podría moverse de aquí para allá y la reina defendería a Yamila permaneciendo más tiempo tranquila sin tener que recibir tantas órdenes.
La reina acepto el trato y los jugadores estuvieron de acuerdo, además de eso Yamila y Joaquín quedaron de acuerdo en tomarse algo luego de la partida, gane quien gane.
Respuesta:
Eran piezas de ajedrez mágicas