Un resumen de 7 lineas de este texto porfa para ahorita
La maldición, el abrupto, le blasfemia, la palabra malsonante, han pasado al dominio público, segun la normativa más democrática: sin exclusión de ser, edad, e, regno
inclinaciones sexuales. Ya no es el imperativo aislado debido a una provocación eterna, un
martillazo en el pulgar, por ejemplo, a la reprobable costumbre del sábado noche entre los
hombres que volvian vigilantes de la taberna. Durante siglos los mayores han ignorado la
vastedad de información que tenian sus hijos, sin recordar que los mismos pasaron po
identico aprendizaje. Para que no crean que nos cogemos la memoria historica con papel de
fumar, el aprendizaje de las expresiones más crudas era comun, desde las primeras edades, pero
coexistir con el código de no pronunciarlas delante de los padres, las setoras, los ancianos o los
maestros. También era comprobable que los mismos nefastos conocimientos llegaban al oido
de las chicas y en mi larga vida no he conocido una sola mujer que ignorara el lenguaje de los
carreteros y la interpretación correcta de todo ello. No creo que pueda reprocharse de
hipocresia, sino como prudencia, respeto y sentido de la relación de unos otros. Los medios
de comunicación de mayor influencia son los vistos y escuchados, retrayéndose la información
empresa, que puede ser consultada y modificada en su caso. La televisión, especialmente,
contribuye al cerrilismo y ordinariez que nos rodea. Peliculas dobladas a nuestro idioma
traducen expresiones hiperbólicas como tacos directos, explicitos, a veces ofensivos, no
expresados en la lengua original. La degradación corre pareja con el mundo de las imágenes, y
rara es la pelicula española que ahorra la ración de jadeos, perfectamente suprimibles al
menospreciar la sensibilidad de los espectadores, cuando la cámara enfoca a dos personas -
antes, siempre de distinto sexo- que caen abrazadas sobre una superficie multida. Reservar las
locuciones escatológicas al entorno intimo de la camaraderia se llamaba educación, ni siquiera
buena educación. No enseñamos a las nuevas generaciones la variedad y riqueza de nuestro
idioma; esto dicho, también es cierto que mucha gente joven y madura elige comportarse con
respeto ante el prójimo, porque sólo es cuestión de proponérselo y elegir, como nos dijo
Cervantes, entre la carta de más y la carta de menos. SUÁREZ, Eugenio, El País, 28/01/2008
(adaptación)
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Rara es la película española que ahorra la reacción de jadeos perfectamente suprimibles al menospreciar la sensibilidad de los espectadores, cuando la cámara enfoca a dos personas-antes, siempre distinto sexo- que caen embarazadas sobre una superficie multida.Reservar las locuciones escatológicas al entorno íntimo de la camaradería se llamaba educación.
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