Comienza a oscurecer, ya están encendidas las vitrinas de la Carrera Trece, en los andenes se agolpa la
multitud; voy en un bus que lucha por abrirse paso en la congestión vehicular. Entre la ciudad y yo está
el vidrio de la ventanilla que devuelve mi imagen, perdida en la masa de pasajeros que se mueven al
ritmo espasmódico del tránsito. Ahora vamos por una cuadra sin comercio, la penumbra de las fachadas
le permite al pequeño mundo del interior reflejarse en todo su cansado esplendor: ya no hay paisaje
urbano superpuesto al reflejo. Sólo estamos nosotros, la indiferente comunidad que comparte el viaje.
El bus acelera su marcha y la ciudad desaparece. Baudrillard dice que un simulacro es la suplantación
de lo real por los signos de lo real. No hay lo real, tan sólo la ventanilla que nos refleja. Nosotros, los
pasajeros, suplantamos la realidad, somos el paisaje. ¿Somos los signos de lo real?. Un semáforo nos
detiene en una esquina. Otro bus se acerca lentamente hasta quedar paralelo al nuestro; ante mí pasan
otras ventanillas con otros pasajeros de otra comunidad igualmente apática.
Pasan dos señoras en el primer puesto. Serán amigas -pienso-, quizás compañeras de trabajo. Pero no
hablan entre ellas. Sigue pasando la gente detrás de las otras ventanas, mezclando su imagen real con
nuestro reflejo. Creo verme sentado en la cuarta ventanilla del bus que espera la señal verde junto a
nosotros. Es mi reflejo, intuyo; pero no es reflejo: soy yo mismo sentado en el otro bus. Con temor y
asombro, él y yo cruzamos una mirada cómplice, creo que nos sonreímos más allá del cansancio del día
de trabajo. Los dos vehículos arrancan en medio de una nube de humo negro.
(Texto tomado de: PÉRGOLIS, Juan Carlos; ORDUZ, Luis Fernando; MORENO, Danilo. Reflejos, fantasmas, desarraigos. Bogotá recorrida.
Bogotá: Arango Editores, Instituto Distrital de Cultura y Turismo, 1999.)
Si las ciudades y sociedades de todo el mundo están experimentando una profunda transformación
histórica y la literatura expresa dicha transformación a través de sus propios lenguajes, podría pensarse
que:
A. un estudio comparativo entre la literatura del futuro y la actual permitiría percibir la
transformación de la conciencia humana causada por los acelerados procesos de urbanización.
B. la literatura del futuro será completamente diferente a la literatura actual, ya que estará
construida a partir de una sociedad con una estructura radicalmente contraria a la actual.
C. en el futuro la literatura no se diferenciará de lo que es hoy en día, porque en ambos casos el
punto de partida fundamental es el lenguaje propio de la ciudad.
D. comparar la literatura actual con la literatura del futuro será una labor infructuosa, puesto
que llegará un punto en el cual el lenguaje se transformará estructuralmente.

Respuestas

Respuesta dada por: krerivas
10

A razón del fragmento propuesto, es posible afirmar que si las ciudades y sociedades de todo el mundo están experimentando una profunda transformación histórica y la literatura es el medio para expresarlo, podría pensarse que un estudio comparativo entre la literatura del futuro y la actual permitiría percibir la transformación de la conciencia humana causada por los acelerados procesos de urbanización, opción A.

En contraste con lo expuesto, la conciencia humana se modifica a razón de las transformaciones históricas, el lenguaje podría evidenciar dicho cambio el cual responde a los procesos acelerados de urbanización y estandarización social, como la globalización.

Respuesta dada por: taniacastillo991
0

Respuesta: la c

Explicación:

en el futuro la literatura no se diferenciara de lo que es hoy en dia porq ambos casos el punto fundamental es el lenguaje propio de la ciudad

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