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Explicación:La Primera Guerra Mundial no da lugar a un nuevo periodo de estabilidad político-económica, porque Alemania no logra imponer su dominio y Estados Unidos no ejerce el liderazgo mundial. Los años veinte y treinta son por tanto un periodo de debilidad objetiva del domino capitalista, lo cual facilita el triunfo de la revolución rusa y requiere un nuevo ciclo de enfrentamiento militar para dirimir la nueva jerarquía mundial capitalista (hay que señalar que los propietarios del capital, con todo su amor declarado por el libre mercado, siempre recurren a la acción organizada del Estado, de la fuerza militar para establecer las jerarquías de dominio, dentro y fuera de los Estados nacionales, cuando éstas son cuestionadas seriamente.)
Sólo tras la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos de América (y el dólar) se coloca a la cabeza de la economía mundial. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos era el único país acreedor de cierta importancia y además, su territorio no había sufrido la devastación bélica de los otros países aliados. Tenía, pues, la industria y el dinero suficiente para hacer de locomotora del desarrollo y reconstrucción de Europa y del mundo. Este sistema funciona hasta que la industria de Europa Occidental y Japón están reconstruidas y se presentan frente a frente a disputar los mercados internacionales a las empresas norteamericanas. A partir de los años 60 los tiempos cambian rápidamente y a Estados Unidos le cuesta más mantener su hegemonía económica, teniendo que recurrir de forma continua a la política militar (guerras de Corea, Vietnam, etcétera). Desde finales de los años 60 el oro de la Reserva Federal de Estados Unidos, que sirve para respaldar a los dólares esparcidos por el mundo, no llega a cubrir ni siquiera la quinta parte de estos haberes. Lo cual da origen a la quiebra del sistema monetario internacional cuando el presidente Richard Nixon reconoce en agosto de 1971 que su país no puede garantizar ya transformar los dólares en oro. Se suspende la convertibilidad del dólar con respecto al oro y el sistema económico internacional se viene abajo tal y como estaba funcionando hast la la fecha. En 1976, cinco años después, el FMI reconoce que el sistema monetario ya no existe, se suspende la cotización oficial del oro, se eliminan los controles de tipos de cambio, y con ello se otorga mayor poder al mercado para fijar dichos precios, unas decisiones que señalan el inicio del fin del ciclo de hegemonía financiera norteamericana mantenido hasta la fecha. Es en ese momento cuando los europeos deciden crear el Sistema Monetario Europeo (1978), para regular sus propios intercambios, y posteriormente la moneda única (1999), para librarse de tener que defender los tipos de cambio frente a la especulación de los mercados y librarse de la tutela que de hecho sigue estableciendo Estados Unidos sobre el sistema internacional de pagos con la función de activo de reserva que siguen ejerciendo los dólares de forma predominante.