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Sabores del folclore
La historia se ha encargado de evidenciar que la comida, más allá de servir como alimento y para dar sustento, es uno de los ingredientes de mayor prominencia de cualquier cultura. Y es que la gastronomía es una de las etiquetas más coloridas y distintivas de la manera en que viven los pueblos.
El Caribe se distingue por una cocina abundante en condimentos y especias junto a un uso primordial de ingredientes frescos. Considerando la riqueza que la región exhibe en lenguas y etnias, no es de extrañar que esa diversidad se pueda traducir a la cultura gastronómica de cada uno de sus países. Por tal razón, los métodos de confección, los ingredientes y los nombres de los platos demuestran una fusión entre los platos caribeños y aquellos que parten de las culturas africana, indígena, española, inglesa, francesa y holandesa.
Como siempre hace, la literatura ha conseguido cifrar un retrato de los marcos y situaciones culturales para en múltiples circunstancias, servir de agente histórico. Tal es el caso del poeta puertorriqueño Luis Palés Matos (1889-1959), uno de los exponentes de mayor renombre de la poesía negrista antillana. En su poema Lamento, Palés mencionó al quimbombó y al calalú; dos de los platos más distintivos del Caribe.
El calalú es una sopa muy condimentada que se compone esencialmente de vegetales. Aunque su preparación se extiende por el Caribe —Trinidad y Tobago, Jamaica, Cuba, Haití y Guadalupe— cabe señalar que a lo largo de las islas se confecciona de manera diferente, aunque suele prepararse con malanga, amarantos, ají y yautía, entre otros frutos y hierbas de la tierra. Su consumo varía y, puede ligarse a costumbres religiosas como las ceremonias en la vela de muertos en Haití.
En Cuba y en partes de Brasil se consume el plato típico de nombre quimbombó. Torres y Clavé (1997) observaron que este guiso de raíces africanas —compuesto por pollo, plátanos, salsa de tomate y varios vegetales— fue una de las comidas predilectas de los esclavos y que hoy día los hogares cubanos continúan sirviendo. Otras sopas de naturaleza similar, a base de viandas y carnes, son el ajiaco cubano al igual que el sancocho dominicano o puertorriqueño.
Los arroces tampoco se separan de las costumbres culinarias de la región del Caribe siendo particularmente señalados el congrí cubano y el arroz con habichuelas de República Dominicana y Puerto Rico; platos integrales de la mesa tradicional de dichos países. Asimismo, a lo largo del Caribe existen variantes en los ingredientes que se agregan al arroz tales como el coco y los guisantes. Los mariscos y los pescados, así como las bebidas a base de jengibre suelen replicarse como ejemplos de la fusión y de la amplia gastronomía del Caribe y de aquellos países latinoamericanos de rotunda influencia caribeña.
explicacion:
El Caribe, con su absoluta diversidad cultural, consigue aglutinar una serie de características que parecen borrar las líneas geográficas y las diferencias entre sus países. La indiscutible relación con sus respectivos países colonizadores ha provocado, directa e indirectamente, que cada una de las islas busque preservar su lengua, cultura gastronómica, manifestaciones artísticas y costumbres.
El clima en el archipiélago caribeño podría ser uno de los factores decisivos que ha moldeado en estas islas el crisol de expresiones culturales tales como la música, las costumbres sociales e incluso, la arquitectura. No extraña entonces que se hable de la arquitectura caribeña como una consecuencia del calor tropical, que se establece con varios paralelismos históricos y sociales que brotan de los países colonizadores.