• Asignatura: Castellano
  • Autor: naimcabas123
  • hace 8 años

formacion de un invetigador

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Respuesta dada por: danairysantana
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La sociedad del conocimiento representa para los sistemas educativos modernos un desafío sin precedente histórico. Los vertiginosos avances en tecnologías y las comunicaciones instantáneas que aceleran y circunscriben al proceso de globalización causan un profundo impacto en la educación (Lepeley, 2003).

Los desafíos que enfrenta la educación en todo el mundo son enormes y substanciales, por lo que el cambio educativo adquiere alta prioridad en el desarrollo de los países.


Hasta fines del siglo XX la prioridad educativa de los países se concentró en la cobertura. Con este propósito los gobiernos incrementaron significativamente las inversiones en educación y crearon sistemas educativos de carácter, mayoritariamente, público, lo que condujo a brindar el servicio educativo sin costo alguno para los consumidores de educación.

En las postrimerías del siglo XXI, las economías de los países avanzan progresivamente en su nivel de desarrollo, debido esencialmente a la integración económica y comercial entre países y a la proliferación de redes de comunicación social entre personas.

Surge entonces la necesidad de una educación que tenga como fundamento la información y el conocimiento y que se concentre en las nuevas prioridades congruentes con el grado de desarrollo de la sociedad y el país; estas demandas difieren notablemente de aquellas que se le exigían a los sistemas educativos durante la era industrial.

Los requerimientos de la educación en la sociedad del conocimiento se articulan a partir de los siguientes aspectos:

Énfasis en el ser humano como creador y gestor de información y conocimiento..
El ser humano como centro de la educación.
Énfasis e la calidad del servicio educativo.
Necesidad de un desarrollo integral de las organizaciones educativas.
Énfasis en las redes de comunicación, sean éstas de carácter formal o informal.
Gestión institucional basada en la colaboración e integración interna y en la autonomía externa.
Estilo de liderazgo participativo basado en el respeto a la persona.
Estructura matricial en el nivel organizacional del sistema educativo.
La producción masiva e indiscriminada de información que caracteriza a la era del conocimiento requiere de personas con la capacidad suficiente para transformar la información en conocimiento; esta tarea se constituye en el eje central de la actuación de los agentes del quehacer educativo.

La complejidad de esta nueva tarea requiere de la participación proactiva de docentes, administradores de la educación, formadores de docentes, diseñadores curriculares e investigadores, quienes constituidos en equipos multidisciplinarios pueden dar solución a los problemas de distinta naturaleza que esta situación acarrea.

Esta participación proactiva tiene como condición sine qua non el perfeccionamiento docente y la formación de investigadores. En ese sentido cobra sentido el diseño y operación de programas académicos de formación que permitan, por una parte, ofrecer elementos teóricos metodológicos que posibiliten a los usuarios profundizar en el análisis de su práctica profesional, mientras que por otra parte, proporcione una formación que le conduzca a desarrollar investigaciones con un alto rigor metodológico.

La formación para la investigación ha sido un discurso recurrente y una idea fuerza aglutinadora de una serie de prácticas y políticas del sistema educativo mexicano durante las últimas dos décadas, "sin embargo, a pesar de los distintos esfuerzos invertidos hasta ahora en este campo, México no cuenta aún con el número suficiente de investigadores para asegurar una capacidad propia de producción de conocimientos" (SNTE, 2000; pg. 195).

Con base en estos planteamientos, se ha realizado un análisis que permita identificar los elementos que deberían estar presentes en un modelo de formación de investigadores.
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