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Nuestro ritmo de vida acelerado, las preocupaciones en un momento difícil como el actual, los problemas derivados de la crisis, el exceso de trabajo o la falta de él, una ruptura emocional, una decepción… Pueden ser muchas las causas de que, día a día, vayamos acumulando tensión en nuestro organismo. Las tensiones son como las hormiguitas; trabajan poco a poco, sin que casi lo notes, pero sin perder el ritmo y, de repente un día, ¡zas! una lumbalgia, una tortícolis, una contractura, etc. La cuestión es que no ha sido de repente. La tensión, como el estrés, la ansiedad, la angustia, etc., va haciendo mella en nuestro cuerpo de forma progresiva y, si no le ponemos remedio a tiempo, puede acarrear lesiones degenerativas que tendrán una difícil solución. Más aún, debemos anticiparnos a la aparición de síntomas de tensión y aplicar pequeñas soluciones cotidianas que nos reportarán grandes beneficios a corto, medio y largo plazo.
¿Cuál es tu método?
Existen muchas maneras de prevenir y liberar la tensión. Algunas son universales y otras dependen de la personalidad o el estado de ánimo de cada persona. Todos somos diferentes y lo que es positivo para alguien puede ser indiferente e incluso negativo para otro; así que lo mejor es que cada uno encuentre el truco que mejor le funciona. No obstante, como decíamos, existen algunas formas de liberar la tensión que son universales y, adaptándolas a nuestro día a día, nos pueden funcionar a todos...espero te sirva!!
es un momento difícil como el actual, los problemas derivados de la crisis, el exceso de trabajo o la falta de el,una ruptura emocional ,una decepción