Respuestas
Cumpliendo retos
Me sentiré contento y orgulloso,
si logro componer sin ser goloso
once versos corrientes y sencillos,
que sin ser muy complejos lleven brillos
y no pequen del uso de estribillos,
por feos y molestos como grillos.
Presuntuoso no quiero yo lucir;
de vez en vez es bueno presumir
y como yo no soy menesteroso,
me cuido de los cercos y los trillos
porque es muy triste el riesgo de morir.
Solo quiero decir,
que compuestos los once versos, creo
que luché y triunfé como el Rey Teseo.
Reproche
Volverá la musaraña
Otra vez a darme caña
tratándome de fantoche.
Me cantará ese reproche
que repite cada noche
que en el amor no derroche
ni que me crea tan listo
porque el final ya lo he visto.
Que un desamor siempre daña
aunque madrugue y trasnoche
y tenga todo previsto.
A latidos –
En amor magenta, vestiré latidos
besaré tu boca, lanzaré cupidos
con la piel abierta, rozaré tu verso
nacerá mi luna, creará universo
corazón y fuego, carmesí disperso
bañará tus ansias, mi elixir perverso
Surcaré tu pecho,llegaré hasta dentro
un suspiro rojo, tocará en su centro
Meceré tus sueños yacerán vencidos
el poema escrito;sobre lienzo terso
sinalefas, rimas; tatuarán encuentro.
Expiración vital
En una vida al regate y escondiéndose;
soslayando los juicios, guareciéndose.
Sin enfrentar responsabilidades
ni aguantar el timón en tempestades.
Desbordado el miedo en debilidades;
anulando futuro y voluntades.
Mil sueños se quedaron aparcados,
esclavos de cerrojos atorados.
Rota se quedó ya la vida y hundiéndose
cobarde entre aciagas oscuridades,
sufres de imposibles encadenados.
Por tiempos agotados
sabes que vivir así es inservible,
si existe muerte en vida irreversible.
Nostalgia ermitaña
¡Qué esperas, corazón, si nadie espera!
Tú sabes que el recuerdo desespera.
¿Que devuelva el pasado los amores?
Si el pecho está vacío de deudores;
y los latidos, corazón, en flores
marchitadas, se quejan de dolores.
No esperes, corazón, del ido tiempo
vacilante el latido de mi tempo.
¡Qué profundo el dolor! Y nos vulnera
como pronta saeta de estertores.
¡No esperes, corazón, en mi destiempo!
No esperes, que esperando es el lamento,
el eco confinado de un tormento.
Duérmete, corazón, en el arrullo.
Duerme la noche mientras yo le aúllo
al astro solitario que yo intuyo
versó en tu soledad, fatal murmullo.
Y late en los otoños las delicias
como la hoja que tiembla las caricias.
Y si dormir no puedes, de momento,
versa las primaveras y el barullo
que en los ojos extraños tú codicias.
Quiérete –
Despertar por fin de este largo sueño,
y sentir que de tu vida eres dueño.
Que ya no queda nada de quien eras,
de figura triste y tristes maneras,
la que siempre andaba entre mil quimeras,
que guardó con llave las primaveras.
Ahora respiras nuevas mañanas
despejas la mente y abres las ventanas.
Nunca mires hacia tras, pon empeño,
mírate bien, sin miradas someras
te dará luz y crecerán las ganas.
Transparencia
Su mirada es más fría que el acero,
con el brillo de luna o del lucero,
que ilumina la noche plateada,
me sumerge en el fondo de la helada
catarata, de su ojo figurada,
y en el previo al albor de madrugada,
del iris brota el húmedo diamante,
transparente tal gema titilante.
Y surge un sentimiento verdadero,
el del alma, trasluz de enamorada,
de sus lágrimas, velos del semblante.
El viento
El viento juguetea con mi pelo
llevándose mis rizos en su vuelo.
Me enredo entre sus alas misteriosas,
invisibles, sutiles y furiosas
que me rozan la piel, cual mariposas,
mientras rompen mi calma, silenciosas.
Si me dejo arrastrar en su espesura
surcará mi alma, inquieta, su locura.
Solo siendo testigo del revuelo
que provoca en la esencia de las cosas
entiendo de su fuerza y su ternura.
Madre mía
En mi reprimida y prolongada espera,
madre mía, tú sabes a primavera.
Me sumerges en tus cálidas caricias
que en mis crudas noches de lunas ficticias
con tus lustrados consejos me reinicias
y jamás a mi buen corazón enjuicias.
Más te vuelves una silenciosa brisa
que penetra mi dolor y lo requisa.
Y mi alma… de temporales se libera
volviendo a mí, aquellas calmas vitalicias
que un día huyeron con vil prisa.
Te busco
Y te busco… te busco en el latir
de los soles violeta y su partir.
Y te busco, en el haz de la alborada.
El silencio enmudece en la almohada
el cuchillo apuñala su punzada
y te lloro… en tu ausencia devanada.
Y te busco, en los bordes de la vida,
y en tus gotas de amor, mi bienquerida.
Y te busco, y te quiero ya sentir
y besarte tus versos… ¡dulce amada!
Revivir la caricia consentida.