Respuestas
Respuesta:Mi primer encuentro personal con Abelardo Castillo tuvo lugar aquí, en Córdoba, en septiembre de 1985. En una pequeña librería ubicada en una galería céntrica –que, como a tantas otras, la "aldea global" acabó sustituyéndola por un local de modas-, se presentaba su segunda novela: El que tiene sed. Por aquel entonces, para cumplir con algún compromiso académico, yo proyectaba una monografía sobre sus relatos. Así fue que decidí solicitarle una entrevista al escritor. Bien dispuesto, Castillo me recibió esa misma tarde en el bar del hotel "Viñas de Italia".
Sostener una conversación con Abelardo Castillo, al menos para un joven estudiante como lo era yo en el ’85, resultaba una experiencia inquietante. Su discurso casi monológico, su voz grave –hasta me atrevería a decir, cavernosa-, sus ocurrencias teñidas de una fina ironía, sus respuestas rápidas y siempre orientadas hacia lo que pretendía responder (aunque no siempre coincidiera con lo que yo pretendía preguntar) su erudición bibliográfica (nunca de impronta meramente libresca, sino antes bien metafísica1), no dejaron de deslumbrarme.
Si hoy se repitiera ese diálogo –con más años y vivencias de parte de uno y de otro interlocutor- la experiencia sería diferente. Por lo menos, mi actitud resultaría menos reverente, más atrevida y de un mayor rigor crítico.
Lo cierto es que conservo todavía la transcripción de aquella entrevista, y encuentro allí elementos que pueden justificar, en algún sentido, este recorte de su narrativa. Aunque me permita sostener que todo recorte crítico, más allá del tino de sus fundamentos, no deje de encerrar un marcado personalismo y hasta cierto grado de capricho.
ESPERO QUE TE SIRVA
Explicación: