• Asignatura: Castellano
  • Autor: lumendezalonso
  • hace 8 años

alguien me puede decir un cuento o historia de miedo es para lengua urgente porfavor ​

Respuestas

Respuesta dada por: SantigGo
2

Respuesta:

de Lectura

Hace mucho tiempo, en un país muy lejano cuyo nombre no puedo recordar, vivía una niña que era muy curiosa y rebelde. Ella tenía la mala costumbre de desobedecer a sus papás, a pesar de que ellos la querían mucho y todas las cosas que le ordenaban, las hacían por su bien. Era una lástima que tuvieran una hija tan egoísta y malcriada.

Lo que más les preocupaba, era su gran testarudez, la cual la metía en muchos problemas.

—Mamá, papá —les habló un día—, he tomado una decisión. ¡Voy a ir al bosque para conocer a la misteriosa Dama Duende!

Los papás, muy asustados, trataron de convencerla de que se quedara en casa.

—Hijita no vayas, ¡es muy peligroso! ¿No sabes todas las cosas que se dicen de esa mujer? Si es tan famosa, es porque es una criatura siniestra y malvada, que no hará nada de provecho por ti.

—Pues yo he escuchado que tiene poderes mágicos y puede conseguir toda clase de cosas —dijo la niña—, no me importa lo que digan, ¡voy a ir a conocerla!

E ignorando las súplicas de su familia, la niña se adentró en el bosque tan pronto como amaneció al día siguiente, para buscar a la Dama Duende. Caminó muchísimo por una larga vereda hasta llegar a una cabaña escondida en lo más profundo. Ahí habitaba una hermosa mujer, que tan pronto como la vio acercarse la invitó a pasar.

—Entra y siéntate, querida, que pareces un ratoncito asustado.

—Señora, mientras venía hacia acá me encontré con un hombre verde que me dio un susto terrible —dijo la niña.

—No había motivo para asustarse, probablemente solo era un cazador —la tranquilizó la dama.

—Señora, caminando hasta acá también me topé con un hombre negro que me puso a temblar.

—No te preocupes, posiblemente era un carbonero que iba de camino al pueblo —le dijo la dama.

—Señora, viajando hasta su casa también se cruzó conmigo un hombre rojo que me dio mucho miedo.

—Descuida, seguramente era solo el carnicero, no tienes que estar asustada.

Y en tanto hablaba con una voz sumamente amable y zalamera, el rostro de la Dama Duende ponía una mueca misteriosa, que la niña no supo ver, ingenua como era.

—Otra cosa que me pasó señora, es que antes de tocar a su puerta, se me ocurrió mirar por la ventana y me pareció ver al diablo en persona. Tenía las garras afiladas, gritaba y echaba fuego por la boca.

—¡Ja, ja ja! —la dama bella se transformó en una bruja fea y jorobada—, lo que viste fue a a Dama Duende luciendo su mejor vestido. Acércate niñita, que te estaba esperando y tú vas a ayudarme dándome un poco de luz.

La niña, pensando que la bruja necesitaba su ayuda, fue a su lado. En ese momento la bruja la convirtió en un tronco, que terminó en el fuego de la chimenea.

—¡Otra alma desobediente que aumenta la luz de mi hoguera! —se regodeó la hechicera.

Nunca más se supo de la niña de nuevo.


lumendezalonso: muchísimas graciassss
SantigGo: denada
Respuesta dada por: Luna55555
3

El clásico: La chica de la curva

Existen diferentes versiones, pero todas ellas tienen un denominador común: una joven enfundada en un vestido blanco. Cuenta la leyenda que un padre de familia volvía del trabajo a casa por la carretera de las Costas del Garraf. Era una noche lluviosa, el frío empañaba el parabrisas y el cansancio empujaba sus párpados hacia abajo. A medida que avanzaba por la carretera, las gotas golpeaban con más violencia los cristales de su coche, que perdía estabilidad en el serpenteante trazado del asfalto.

El hombre agudizó los sentidos y redujo la marcha. En ese mismo instante, los faros del vehículo iluminaron la figura de una chica que, empapada por la lluvia, esperaba inmóvil a que algún conductor se apiadara de ella y la llevara a su destino. Sin dudarlo ni un momento, frenó en seco y la invitó a subir. Ella aceptó de inmediato, y mientras se sentaba en el lugar del copiloto, el chofer se fijó en su vestimenta. Llevaba un vestido blanco de algodón arrugado y manchado de barro. Por su pelo enmarañado, parecía que llevaba un buen rato esperando.

Reanudó el viaje y empezaron una distendida conversación en la que la chica esquivó en varias ocasiones la historia de cómo había llegado hasta aquel lugar. Hasta que llegó el momento idóneo. Con una voz fría y cortante, le pidió que redujera la velocidad hasta casi detener el vehículo. “Es una curva muy cerrada”, le advirtió. El hombre siguió su consejo y, cuando vio lo peligroso que podría haber sido, le dio las gracias. Ella, con voz cortante y fría, le espetó: “No me lo agradezcas, es mi misión. En esa curva me maté yo hace más de 25 años. Era una noche como ésta.” Un escalofrío recorrió la espalda del hombre y erizó su piel. Cuando giró la vista hacia el copiloto, la joven ya no estaba. El asiento, sin embargo, seguía húmedo.

Esta escena se ha repetido en otros lugares de España, como en Mallorca o Bàscara (Girona).


lumendezalonso: muchas gracias me salvas
SantigGo: denada
lumendezalonso: te lo has inventado ?
SantigGo: no, me lo contó mi abue un día y solo lo recordé
lumendezalonso: a pues muchas gracias
lumendezalonso: y a tu abuela jajaj
SantigGo: esta bien
SantigGo: jajajaj
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