Una pequeña historia con las interjecciones:
¡Ojo! , ¡cuidado! , ¡bravo! , ¡magnifico! , ¡oiga! Y ¡vaya!
Respuestas
En función del requerimiento se procede a escribir una historia con las interjecciones propuestas:
En una aldea de Parima a la orilla de la vieja carretera, vivían dos hermanas, Blanca y Aurora. Una mañana fría, al despertar de su placido descanso, las hermanas encontraron una caja de cartón completamente humedecida y de cuyo interior se desprendían llantos. Todo parecía indicar que se trataba de un animal.
Blanca, la más temeraria decidió acercarse, y asomarse al interior de la caja. Aurora, un poco asustada, le pregunta:
- ¡Cuidado! ¿Qué hay dentro? ¿Puedes ver algo?
- ¡Vaya!, es un perro, un cachorro. Responde Blanca.
- ¿Quién lo ha dejado ahí? y ¿Por qué? Exclama Aurora.
Blanca, con voz triste contesta: -¡Porque es una persona cruel!
A la pequeña Aurora se le ocurre algo, y enseguida le pregunta a su hermana:
-¿Por qué no lo llevamos con nosotras? ¡lo haremos nuestra mascota!
- ¡Magnífico!, pero... ¿qué pasará después, cuando aparezca su dueño?
- Volveremos más tarde, exclamó Aurora. – ¡Ojo! Si aún continua allí, nos lo llevaremos aunque no estés de acuerdo.
-Está bien, reclamó Blanca. Solo si sigue allí.
La noche calló y el cachorro continuaba llorando, sus dolorosos quejidos taladraban el corazón de Aurora, quien deseaba conocer al personaje que sin ningún atisbo de compasión, abandonó a un pequeño en la mitad de la nada con un clima tan temperamental como el de ese día.
- ¿Quién es el personaje? ¿Quién podría ser tan cruel? se repetía a sí misma.
Aurora no pudo más, apartó todo pensamiento contrario a su decisión y salió en busca del cachorro. En la marcha, la pequeña se detuvo bruscamente, exclamando:
¡Oiga! ¿Qué hace?, ¡Es mi hermana! ¡Está entregando al cachorro! Y… ¿Quién es el personaje que lo recibe tan afectuosamente?
No tardó en darse cuenta que se trataba de una preocupada chica, la cual era la dueña del animal. Su padre, a quien no le gustaban los perros, lo había tomado sin permiso y abandonado sin más.
¡Bravo! estás aquí, exclamó la chica. Agradeció con sumo entusiasmo a las dos hermanas y en adelante se hicieron grandes amigas (perro incluido).