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Los seres humanos pueden estar alterando el ciclo del agua incluso más de lo pensado, si se cuentan los efectos en la evapotranspiración y la escorrentía de las estrategias locales de gestión.
En el pasado, se ha centrado mucha investigación en cómo la gestión del agua afecta a factores como la fragmentación y el desvío de los ríos, pero sólo recientemente se ha hecho evidente la importancia de factores más discretos, como la evapotranspiración.
Fernando Jaramillo, de la Universidad de Gotemburgo, en Suecia, y Georgia Destouni, de la Universidad de Estocolmo, en Suecia, trataron de determinar si las estrategias de gestión del agua (por ejemplo, presas y riego) están afectando a la relación de la evapotranspiración con la precipitación. Estos expertos analizaron los cambios físicos de cien cuencas entre dos periodos, 1901-1954 y 1955-2008.