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Después de nuestro hogar, la escuela es el lugar donde pasamos la mayor parte de nuestra vida; la tercera parte del día convivimos, jugamos, interactuamos, influimos y somos influenciados por compañeros y maestros; es por ello que la escuela debe ayudarnos a ser mejores personas y debe proporcionarnos las herramientas que necesitamos para enfrentar mejor a la vida; Debe ser realmente nuestro segundo hogar.
Después de nuestro hogar, la escuela es el lugar donde pasamos la mayor parte de nuestra vida; la tercera parte del día convivimos, jugamos, interactuamos, influimos y somos influenciados por compañeros y maestros; es por ello que la escuela debe ayudarnos a ser mejores personas y debe proporcionarnos las herramientas que necesitamos para enfrentar mejor a la vida; Debe ser realmente nuestro segundo hogar.Sí, la más grave crisis en la que el mundo ha caído es la crisis de afecto, la crisis de cariño, la crisis de amor. Y esta realidad hace muchos años que fue predicha por Jesús cuando, contemplando hacia nuestros días dijo: “Por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará”. Y no hay nada que describa tan claramente la situación de la humanidad de este tiempo como estas proféticas palabras.
Durante este año, en todos los medios de comunicación y por todos los rincones de nuestro país estaremos hablando del Bicentenario. Cumplimos doscientos años de ser una nación independiente y cien de los movimientos revolucionarios que nos dieron las garantías que hoy gozamos; sin embargo creo que en muchos sentidos hemos retrocedido en lugar de avanzar.
Nuestro país está resquebrajado, el tejido social se está desintegrando porque nos hace falta amor, cariño, afecto. Necesitamos que en cada familia, en cada escuela, en cada núcleo social las muestras de amor sean cada vez más frecuentes, que hagamos de este país un país digno, en el cual todos nos sintamos valorados.