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La Biblia, es el conjunto de libros canónicos del judaísmo y del cristianismo. La canonicidad de cada libro varía dependiendo de la tradición adoptada. Según las religiones judía y cristiana, la Biblia transmite la palabra de Dios. La Biblia, o al menos parte de ella, se encuentra traducida a 2.303 idiomas.
La Biblia es considerada un libro sagrado por varias de las religiones de occidente, pero no todo el material que contiene es de carácter religioso, (incluye genealogías, censos, leyes civiles, actos administrativos, etc.) sino que tiene valor histórico y literario. Es un conjunto de libros cuyo número varía según el canon.
La Biblia es una compilación de textos que en un principio eran documentos separados, llamados libros, escritos primero en hebreo, arameo y griego durante un dilatado período de tiempo y después reunidos para formar el Tanaj, que es el Antiguo Testamento para los cristianos, y luego el Nuevo Testamento. Ambos testamentos forman la Biblia cristiana. En sí la Biblia fue escrita a lo largo de aproximadamente 1000 años (900 a. C. - 100 d. C.). Los textos más antiguos se encuentran en el Libro de los Jueces (Canto de Deborah) y en las denominadas fuentes "E" y "J" de la Tora o Pentateuco, que son datadas en la época de los dos reinos (siglos X a VIII a. C.). El libro completo más antiguo, el de Oseas, es también de la misma época. El pueblo judío identifica la Biblia con el Tanaj, no consintiéndose bajo ningún concepto el término Antiguo Testamento, y no acepta la validez del llamado Nuevo Testamento, reconociéndose como texto sagrado únicamente al Tanaj.
El canon católico romano de la Biblia que conocemos hoy fue sancionado definitivamente en el Concilio de Hipona en el año 393 de nuestra era, ratificado en el Concilio de Cartago en el año 397 y luego nuevamente confirmado por decreto en la cuarta sesión del Concilio de Trento del 8 de abril de 1546.
Ninguna de estas decisiones fue reconocida ni asumida entre los protestantes, surgidos a partir del Siglo XVI, ni por distintas denominaciones paraprotestantes, surgidas a partir del
Siglo XIX. El Canon de las Biblias Cristianas Ortodoxas es aun más amplio que el Canon de las Biblias Católicas Romanas, e incluye el Salmo 151, la Oración de Manasés, el Libro III de Esdras y el Libro III de los Macabeos.
El canon católico incluye 73 Libros, de los cuales 46 pertenecen al Antiguo Testamento y
27 al Nuevo Testamento. En el Antiguo Testamento están incluidos los llamados Libros Deuterocanónicos, que no son aceptados ni por el judaísmo ni por el protestantismo. Son los Libros de Tobías, Judit, 1º. Macabeos, 2º. Macabeos, Sabiduría, Eclesiástico y Baruc.
El Antiguo Testamento narra principalmente la historia de los hebreos; el Nuevo Testamento la vida, muerte y resurrección de Jesus, su mensaje y la historia de los primeros cristianos.
El Nuevo Testamento fue escrito en lengua griega koiné. En él se cita con frecuencia al Antiguo Testamento de la versión de los Setenta (o Septuaginta), traducción al griego del Antiguo Testamento realizada en Alejandría en el siglo III a. C.
La Biblia es para los creyentes la palabra de Dios, por ser indudable para éstos su inspiración divina. Es un libro eminentemente espiritual y habla sobre la historia de la humanidad, su creación, su caída en el pecado y su salvación, y expone cómo el Dios creador se ha relacionado, se relaciona y se relacionará con el ser humano. De igual forma, la Biblia expone los atributos y el carácter de Dios.
Para los creyentes, la Biblia es la principal fuente de fe y doctrina en Cristo. En el Siglo XVI los diferentes movimientos de la Reforma Protestante comenzaron a experimentar un alto desgaste en discusiones filosóficas y a separarse unos de otros. Para menguar este problema se definió el principio llamado sola escritura, que significa que solamente la Biblia puede ser considerada fuente de doctrina cristiana. Para la Iglesia Católica Romana, además de la Biblia también son fuente doctrinal la tradición, las enseñanzas de los Padres de la Iglesia (discípulos de los Apóstoles), y decisiones emanadas de Concilios. Esta divergencia entre cristianos se intensificó al asumir la Iglesia Católica Romana la idea de que el Papa, como único sucesor de Pedro y, consecuentemente, custodio y depositario de las llaves del Reino de los Cielos, debía ser infalible en asuntos de fe, moral y doctrina cristiana (Dogma de la Infalibilidad Papal). Los cristianos protestantes rechazan esta aseveración y consideran como cabeza única de la iglesia a Jesus de Nazaret. Para ambas partes esta gran diferencia ya no es considerada tan solo en términos filosóficos o religiosos, sino como designios divinos plasmados y asentados en la Biblia misma.