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Es en la filosofía antigua cuando se plantea la idea de finalidad por vez primera y se tematiza una doctrina filosófica de la causalidad final. Se delimita lo que es el azar, la necesidad y la finalidad. En Demócrito aparece el mecanicismo. Aristóteles formula una doctrina completa sobre la causalidad final propositiva y no propositiva así como el azar. El Estoicismo establecerá una fusión de las causas intentando conciliar mecanicismo con finalidad.
1. El atomismo de Demócrito
Demócrito no conoce ni utiliza causa externa alguna para explicar la existencia del movimiento de los átomos ya que para él el movimiento pertenecía a la esencia de los cuerpos. En el atomismo antiguo no hay una causa inicial del movimiento de los átomos por el vacío. No hay un primer movimiento, pero tampoco hay una causa del movimiento ni un por qué del movimiento ni una finalidad o un para qué del movimiento, puesto que el movimiento de los átomos es eterno.
Aristóteles sostiene una teleología natural regida por la forma, el ειδος y la contrapone a la ciega necesidad del movimiento atómico al que considera como azaroso. El determinismo atomista sin embargo, no es azaroso. Aristóteles sostiene que todo lo que no es teleológico es azaroso. En Demócrito los movimientos de los átomos se consideran como determinados por el estado anterior o precedente inicial y no por el final. Según Aristóteles, los acontecimientos naturales no pueden deberse al azar.
Habría que distinguir tres situaciones posibles entonces:
1. Las cosas suceden de modo fortuito, por el azar. Acontecimientos azarosos.
2. Las cosas suceden de forma finalista, teleológica y hay una regularidad determinística legaliforme.
3. Las cosas suceden de manera necesaria, determinística, legaliforme, pero por una fuerza ateleológica, sin finalidad.
2.1. La causalidad final como εἲδος, μορφή, forma
La forma es el principio que configura y realiza la materia (ὓλη), lo formable, y que por tanto, sólo existe potencialmente. La forma es así un principio de determinación y como realidad de un ente, y al mismo tiempo como lo propiamente cognoscible del ser; es el verdadero ser de las cosas, aquello que en cuanto esencial es el sustrato a las determinaciones accidentales, es la substantia.
Si hay causa final, finalidad, ello se debe a la forma, al ειδος. La forma es un principio interno a su objeto natural, es el fin del ser natural. Todo ser natural tiende a su propia forma.
2.2. La finalidad en la naturaleza
Aristóteles afirma que la naturaleza no hace nada al azar o sin una finalidad. En la naturaleza la teleología opera de manera inmanente a los entes naturales.
El ser natural es el objeto de la física. Un ser natural posee en sí mismo el principio de movimiento y de reposo,
2.4. El Acto puro como finalidad universal
Hay una finalidad universal del cosmos, por lo tanto, tiene que existir un primer motor inmóvil que, permaneciendo inmóvil mueva como atractor final, como causa final del universo. Este Acto Puro actúa conectando la sustancia del universo. Hay más bien orden que caos, por eso hay Dios. Este primer motor inmóvil sólo puede actuar teleológicamente. Así, pues. El fin último de todo acontecimiento es Dios.
Sin embargo, Aristóteles no por ello piensa que exista un demiurgo inteligente o un creador. No hay designio consciente en la naturaleza. Hay diseño inteligente de la naturaleza pero interno a ella misma. La naturaleza no hace nada en vano. La naturaleza es inteligente, pero no consciente, no es un sujeto personal. No hay creación del universo por parte de un agente externo. El universo es inteligente en cuanto que hay causa final, pero no hay consciencia de tal diseño inteligente. No hay creador, no hay dios creador ni artesano divino, ni demiurgo del mundo.
Aristóteles no niega que la naturaleza tenga sus fallos., debido al carácter recalcitrante de la materia. Aristóteles utiliza dos palabras: τύχη y αὑτόματον. El azar . El azar como causa externa alude a los sucesos y a sus causas. Dado que con frecuencia se los atribuye al azar y a la espontaneidad, Aristóteles plantea tres cuestiones{18} que giran en torno a qué relación mantienen con el esquema fundamental de la causalidad. Aristóteles primero, como ocurre siempre, comienza con un examen de las opiniones que se han dado sobre el particular anteriormente.
1. Algunos han rechazado por completo la idea de azar. Todo suceso tiene una causa definible.
2. Otros han sostenido la opinión contraria, que el universo en su totalidad es un producto del azar. Alude aquí Aristóteles a Demócrito y a quienes pensaban como él.{19} Aristóteles rechaza esta tesis mediante su argumento de la invariabilidad de la naturaleza que se manifiesta con perfección suma en los mismos movimientos celestes.
3. En tercer lugar, hay quienes han mantenido que el azar es «un mecanismo y poder misterioso, inescrutable para la inteligencia humana».
Explicación: