¿Consideras que la doctrina Monroe haya dado lugar a una relación pacifica de los Estados unidos con américa latina y porque?
Respuestas
Respuesta:
América para los americanos" es una frase que expresa lo que hoy se conoce como Doctrina Monroe, la cual define la política exterior de los Estados Unidos en el hemisferio americano.
Originalmente, esta frase forma parte de un discurso leído por James Monroe, presidente de los Estados Unidos entre 1817 y 1825, ante el Congreso del Estado de la Unión, el 2 de diciembre de 1823.
El discurso, redactado por John Quincy Adams, no proponía una doctrina sino que pretendía fijar posición ante el posible interés por revivir el colonialismo europeo en América, en un tiempo en que la independencia de Estados Unidos aún era muy joven.
Con el paso del tiempo, la expresión "América para los americanos" pasó de ser una consigna a una doctrina que justificaba la intervención estadounidense en los países del hemisferio, tal como lo expresa la intervención en el canal de Panamá y la guerra de Cuba, o su posición ante las intervenciones europeas durante la historia contemporánea latinoamericana. ¿Cómo ocurrió esa transformación? fantasma de un posible contrataque británico para recuperar el norte de América desvelaba a los estadounidenses, pues al principio del siglo XIX Gran Bretaña aún dominaba algunas colonias de Canadá.
Aprovechando que las guerras napoleónicas mantenían ocupados a británicos e irlandeses, Estados Unidos decidió declarar una guerra en 1812 contra sus colonias canadienses. Tras un conflicto de tres años, la guerra resultó infructuosa para Estados Unidos, que tuvo que tolerar a su incómodo vecino por la frontera norte.
Pero el conflicto despertó en el imaginario estadounidense el ideal del llamado "destino manifiesto", es decir, el presupuesto de que Estados Unidos estaría destinado a expandirse y defender la libertad desde el Atlántico hasta el Pacífico.
Ese mismo año, en 1815, finalizaron las guerras napoleónicas en Europa. Las monarquías de Rusia, Austria y Prusia formaron la llamada Santa Alianza, cuyo propósito era restablecer el orden monárquico en los países que habían sufrido el influjo del liberalismo y del secularismo francés.
En 1823, la Santa Alianza intervino con éxito en España y restableció la monarquía de Fernando VII, lo que podría haber despertado el interés por restituir sus colonias en Latinoamérica.
Una vez más, los norteamericanos se sentían amenazados, esta vez por la frontera sur. Fue allí cuando tuvo lugar el discurso que James Monroe pronunció ante el Congreso del Estado de la Unión, como parte de su informe anual de gestión y exposición de nuevas políticas.
Cuando James Monroe lanzó su sentencia ante el Congreso, esta no pasaba de ser una consigna, pues Estados Unidos aún no tenía ni recursos económicos ni militares para un real enfrentamiento. Europa estaba consciente de ello, así que no le dio mayor importancia a la declaración y mantuvo su presencia en América, bien en sus colonias activas o bien a través de acuerdos comerciales.El discurso que contiene la frase "América para los americanos", giraba alrededor de tres principios fundamentales, que paulatinamente derivaron en una doctrina. Estos puntos son:
El carácter inadmisible de cualquier intento europeo por recolonizar el territorio americano.
El rechazo categórico al sistema de organización monárquico. Queda establecido en el discurso, por lo tanto, que la identidad del hemisferio pasa necesariamente por abrazar el sistema republicano e invocar el principio de libertad.
El compromiso de no intervención en los asuntos europeos por parte de Estados Unidos, como garantía de conveniencia
Explicación:
Resumiendo
En el mundo de las ideas, los conceptos y los valores son como el agua: inquieta, huidiza, informe, adaptada circunstancialmente a los moldes que la retienen, hasta que rompen los cántaros, siguen su curso y abren zanjas en rocas que creíamos irrompibles.
Lo que comenzó como una frase retórica, que invocaba un principio abrazado por toda la generación de los independentistas en América, se ha transfigurado en un concepto complejo y turbio.
Habrá que preguntarse, a profundidad, en qué pensaba John Quincy Admas cuando escribió aquella frase, o en qué creía Monroe cuando la puso en sus labios. Después de todo, ¿los estadounidenses no se llaman a sí mismos americans (americanos en español)?
Habrá que preguntarse si, desde su origen, la frase no adolecía ya de la rigidez propia de los discursos nacionalistas del siglo XIX, que pretendían categorizar el entramado complejísimo de relaciones sociales, de intercambios, de transferencias, de negociaciones.
Habrá que preguntarse si la idea de "América para los americanos" no estaba ya destinada a su muerte simbólica o a su mutación, toda vez que no fue el resultado de un debate panamericano, sino la expresión del temor a perder los propios dominios alcanzados y los sueños de gloria.
Habrá que preguntarse si, finalmente, la doctrina Monroe no se habrá convertido en expresión del principio maquiavélico "el fin justifica los medios