¿Por qué es negativo para un pais la abstrncion electoral?

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Respuesta dada por: vanbi
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Hay dos interpretaciones sobre la abstención en las elecciones en países democráticos. La primera es que la política tiene su propia dinámica, las cosas van relativamente bien, no hay miedos y, como consecuencia, no hay por qué ir a votar. Así lo analizan muchos en Estados Unidos donde la participación en las elecciones presidenciales roza el 50 por ciento.

La otra interpretación es menos optimista. Cuando los ciudadanos no acuden a votar es porque no esperan mucho de la política, no creen en los políticos y que acudir a las urnas no cambia nada.

Me quedo con esta segunda visión. La abstención es tan elevada porque la sociedad no cree en los políticos, en los partidos y en la política en general. Tiene la sensación de que votar no repercute en sus intereses, en sus ideas o en su concepto de la vida pública.

¿Cómo llegar a una situación como la francesa en que un 85 por ciento del censo registrado acudió a las urnas en las dos vueltas de las últimas presidenciales?

La participación alta se produce cuando se tiene confianza en la política, se participa en un debate de ideas, se percibe que la pugna política revierte en el interés general de las gentes.

Pienso que el desinterés creciente por la política, aquí y en muchas partes del mundo democrático tiene varias causas.

La primera es que la financiación de los partidos políticos es escandalosamente opaca. Sería conveniente que los partidos, como las empresas, como las entidades públicas y privadas, presentaran la cuenta de resultados anual, con ingresos, gastos, subvenciones y donaciones.

Lo que la ciudadanía no entiende es el gasto desmesurado de los partidos. Tanto en gastos estructurales como en los extraordinarios cuando se prepara y se ejecuta una campaña electoral.

La segunda es la percepción de que los políticos no dicen la verdad, esconden hechos importantes, se interesan más por el poder que por el servicio a sus votantes y a la sociedad en general.

La tercera es la complicidad entre la clase política y los medios de comunicación. Tanto con periodistas en concreto como con las empresas propietarias de los diarios, emisoras de radio, televisión, etc.

La cuarta es una libertad condicionada, una consecuencia de las tres causas anteriores. Un país con la libertad en estado de observación es un país que avanza menos que el que todos los puntos de vista son analizados desde distintas perspectivas libre y transparentemente. Desde la crítica o desde la aceptación.

Por último, pienso que la democracia de los partidos ha dado paso a la democracia de opinión. El juego, como puso de relieve de forma indecente Berlusconi, está entre el poder y los medios. Poder que puede ser de derecha o de izquierda y medios que están igualmente posicionados.

La democracia de opinión tiende al pensamiento débil de la sociedad, fruto de los pactos entre los grandes grupos de comunicación y los grandes partidos. Tiende a la simplificación de la realidad, a la propaganda, a la ausencia de escrúpulos con el objetivo de conseguir el poder y mantenerlo.

La política es necesaria e imprescindible para arbitrar las ideas y los intereses contrapuestos de la sociedad. Pero si no se practica como un servicio, como un ejercicio de contraponer proyectos y soluciones, cuando no es transparente, cuando no está marcada por el respeto al adversario, entonces se convierte en el juego y el capricho de unos cuantos que se reparten las influencias, los intereses y las consignas.

No es extraño, entonces, que la abstención sea escandalosamente alta. No es un fracaso del sistema. Es un fracaso de los que lo gestionan, tanto de los partidos, de los políticos y de los medios que no sabemos, no queremos o no podemos transmitir la realidad a la sociedad.

No es una enfermedad democrática exclusiva de nuestro país. El fenómeno se repite en muchos otras sociedades europeas y también en la norteamericana.

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