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Los prejuicios nacionales que se esconden detrás de las búsquedas de Google
Los chilenos son groseros. O al menos eso es lo que parecen pensar muchos, si se utiliza como indicador las búsquedas más populares de Google.
"Los chilenos son groseros". "Los cubanos son normales". "Los guatemaltecos son bajitos de notmalidad". "Los estadounidenses son ignorantes”.CLARO QUE ESTO ES MENTIRA
Esas son algunas de las sugerencias ofrecidas automáticamente por Google –al menos en su versión en inglés–al hacer una búsqueda con esas y otras nacionalidades y el verbo ser.
Al percatarse de esto Tiago Abreu y Linus Oura, dos publicistas brasileños, decidieron impulsar una reflexión sobre esos y otros estereotipos, confrontándolos con fotografías de personas de diferentes nacionalidades.
El proyecto se llama "People Are Equal", lo que podría traducirse como "Las personas son iguales".
Y estas son algunas de las imágenes del proyecto, junto a fragmentos de una conversación entre Abreu y Renata
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Explicación:
Un prejuicio es una valoración mental inconsciente respecto a un objeto, colectivo humano o situación específicos, que proviene no del contacto directo o la experiencia, sino de una consideración previa que, a menudo, distorsiona la percepción de lo prejuzgado.
En otras palabras, se trata de un juicio anticipado, por lo general de naturaleza hostil o negativa, basado en preconcepciones afectivas e infundadas en lugar de experiencias directas.
Dichos prejuicios a menudo se hallan enquistados en la cultura dominante de una sociedad, reforzando paradigmas de exclusión y superficialidad en torno a colectivos minoritarios o a los individuos pertenecientes a ellos. Cuando eso ocurre, pueden producirse dinámicas de malestar y enfrentamiento sociales, en caso de que el prejuicio gane terreno y devenga en una práctica social, política y/o cultural excluyente.
Ejemplos de prejuicios
- Prejuicios de origen. Consisten en privilegiar un grupo humano por encima de otros
- Prejuicios raciales. Basan su apreciación de las colectividades o los individuos en sus rasgos fenotípicos o su color de piel, atribuyéndoles determinadas características mentales, físicas o culturales.
- Prejuicios de género. Proponen valoraciones de los individuos o los colectivos de acuerdo a su género biológico, masculino o femenino. Muchos roles sociales se determinan en base a esta naturaleza prejuiciosa.
- Prejuicios sexuales. Semejantes a los de género, se fundamentan en la orientación sexual y los roles sexuales tradicionales, para validar o rechazar a priori algún colectivo o conducta.
- Prejuicios de clase. Atribuyen a los individuos de las distintas clases sociales alguna característica ética, moral o conductual específica, a menudo derivando hacia el clasismo.
- Prejuicios políticos. Fundamentan su apreciación de una persona o una colectividad en su adherencia a un sector político determinado o sus ideales sociales. Por ejemplo, creer que por ser comunista se es flojo o no se quiere trabajar, o que se es violento y peligroso.
- Prejuicios de apariencia. A menudo expresan rechazo por un individuo cuya apariencia derive de los cánones aceptados, atribuyéndole conductas, preferencias o defectos. Por ejemplo, se suele decir que las mujeres rubias son tontas o que los gordos son simpáticos.
- Prejuicios de edad. Suele atribuirse características a los individuos en base a su edad, ignorando que el desarrollo psíquico y social varía de acuerdo a otros factores que el crecimiento cronológico. Por ejemplo, el lugar común de que los ancianos son inofensivos y bondadosos, o desapasionados e inocentes.
- Prejuicios étnicos. Semejantes a los raciales, pero juzgan a partir de costumbres culturales, gastronómicas, musicales, a un conjunto humano determinado. Por ejemplo, se dice que los asiáticos comen perros y gatos, mientras que los franceses son buenos cocineros.
- Prejuicios profesionales. Atribuyen a un individuo o a su colectividad profesional alguna condición específica, a menudo vinculada con una apreciación de otra naturaleza, ya sea sexual, moral o de género. Por ejemplo, que las secretarias se acuestan siempre con sus jefes, o que los arquitectos suelen ser homosexuales, o los abogados ladrones fríos e inescrupulosos.
- Prejuicios religiosos. Cercanos a los étnicos, rechazan o aprueban a priori a quienes profesen algún tipo de terminado de religiosidad o misticismo. Por ejemplo, se acusa a los protestantes de puritanismo, a los católicos de hipocresía y a los budistas de imperturbabilidad.
- Prejuicios educativos. Fundamentan su discrecionalidad en el nivel de educación formal de un individuo. Por ejemplo, que ir a la universidad garantiza inteligencia y honradez, o que las personas educadas son aburridas y frígidas.
- Prejuicios lingüísticos. Atienden a la manera específica de hablar de un individuo o un colectivo humano: los neologismos empleados, la entonación, etc. Por ejemplo, en ciertos lugares se privilegia el español castizo al latinoamericano, o se prefiere alguna variante dialectal local por encima de otra.
- Prejuicios con animales. A menudo se tiene también una actitud prejuicios respecto a grupos de animales o a las personas que interactúan con ellos o que los prefieren. Por ejemplo, se dice que los dueños de perros son de una manera y los dueños de gatos de otra, que las mujeres solas prefieren a los gatos, etc.
- Prejuicios de otra naturaleza. Existen prejuicios puntuales de otra naturaleza, vinculados a tribu urbanas, gustos estéticos, preferencias personales o conductas de consumo que, si bien no entran del todo en ninguna de las categorías anteriores, son también moviliza doras del imaginario social.