Respuestas
Respuesta:A principios de los años sesenta del siglo XX comienza la preocupación de algunos Estados acerca de los problemas medioambientales, y en la década de los setenta dicha preocupación se canaliza hacia los límites del crecimiento humano y la globalidad como reza el informe del Club de Roma de 1972. Ese año, las Naciones Unidas organizaron la reunión de Estocolmo y prepararon la Declaración de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano. A partir de ese momento, se originan dos criterios que guían la relación sociedad-naturaleza, a saber: la concepción de la naturaleza entendida ambientales y la expedición de normativas legales para el uso de los recursos naturales.
CONCLUSIONES
En este trabajo se desarrolló una reflexión descriptiva de cómo ha sido la relación sociedad-naturaleza y medio ambiente, la cual ha estado caracterizada en los diferentes períodos históricos por relaciones de uso, apropiación, y manejo, que han trascendido las esferas económicas, sociales, políticas y culturales, así como las naturales que dan hoy cuenta de una crisis ambiental y social, resultado de las interacciones y de los conflictos que subyacen en ella.
Dentro de las tendencias planteadas, este documento resalta la corriente ambiental con enfoque sistémico, por el carácter integrador que subyace en su discurso y que permite reflexionar sobre la dicotomía entre hombre y naturaleza. Este planteamiento permite integrar estos dos componentes o, como lo menciona Arturo Escobar, reconciliar estos dos enemigos: naturaleza y sociedad.
La separación entre naturaleza y sociedad ha dejado ver una independencia entre los procesos sociales y los ecosistémicos, dado que las explicaciones y abordaje de las problemáticas ambientales se hacen bajo el razonamiento externo a los problemas sociales y se adjudican a problemas de los ecosistemas. Lo anterior es un error, dado que son ambos, en forma conjunta e integrada, los que garantizan la continuación de la vida y la calidad de vida de la sociedad. Por consiguiente, no se deben considerar en forma desintegrada y aislada sino en una interdependencia holística permanente.
La conflictividad expuesta, entre naturaleza y sociedad, deriva principalmente del modelo cultural de dominación impuesto por Occidente e instaurado en la modernidad; sus efectos han impactado lo científico, lo tecnológico y el conocimiento disciplinar de las ciencias, reafirmando la dualidad ser humano-naturaleza e incorporándose en el sistema político y ético de la sociedad.
Ello implica plantear diversos caminos que permitan enfrentar la crisis social y planetaria que ha resultado de esta conflictividad y de las desarmonías entre las poblaciones y el medio ambiente, por lo que se requieren muchas preguntas pero también respuestas, ya que a pesar de que existe un reconocimiento social y político de la naturaleza, falta mucho para lograr un consenso capaz de responder a los actuales riesgos ecológicos, sociales y de la vida misma.
En este sentido, el desarrollo sostenible le apuesta a consolidar una relación armónica ser humano-naturaleza, en la cual la cultura se puede convertir en instrumento fundamental del desarrollo territorial, y se asume la viabilidad en la medida en que haga relevante las interacciones socioculturales de los pueblos con sus entornos particulares en un espacio de reconocimientos y complementariedades. Por ello, se comparte la necesidad de llegar a concebir el desarrollo desde un enfoque holístico y sistémico, ínter y transdisciplinar, como proceso articulador e integrador que propenda por la unidad de lo diverso, por la distribución equitativa de oportunidades y beneficios y por la conservación de los recursos naturales, asumiendo la heterogeneidad y diversidad presente en el territorio. Refleja, además, las potencialidades endógenas y las experiencias, exigencias y expectativas locales. Lo anterior, se constituye en una oportunidad para resignificar lo local y sus interrelaciones, como reacción al carácter globalizante actual del desarrollo.
Explicación:
Desde un enfoque sistémico, el desarrollo sostenible trata de integrar a la sociedad-naturaleza desde una perspectiva armónica, que resignifica, por un lado, el valor y el respeto a toda forma de vida y ubica al ser humano como especie, grupo e individuo, naturaleza y cultura. De otro forma, hace un llamado al equilibrio social como prerrequisito de calidad de vida y mejores opciones de desarrollo, a través de apuestas dialogantes. En conclusión, facilita la identificación de obstáculos y potencialidades a tener en cuenta por la ciencia y la política, posibilita la gestión y la colaboración internacional para la solución de la crisis del planeta, en el contexto de nuevas perspectivas ambientales, económicas, sociales, políticas y culturales que garanticen la construcción de la paz, como una respuesta de los seres humanos a los desafíos resultantes de su interacción con el medio ambiente.