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agnóstico. Leo la Biblia como una magnífica catedral literaria y no como la palabra de Dios. Me fascinan (lo que para mí son) sus metáforas, su Sol que se detiene, su mar que se divide, sus panes que se multiplican.
Con el tiempo fui anotando citas que quizás no sean metafóricas y que expresen el conocimiento científico del momento o que aludan de algún modo a la física. En el Apocalipsis 21:18, por ejemplo, la ciudad es de oro transparente. El oro, como todos los metales, refleja la luz y, por lo tanto, es opaco. Sin embargo, la luz puede penetrar un poco dentro del metal, de modo que una película de oro de unos cien átomos de espesor puede ser transparente.
En 1 Reyes 7:23, Salomón hace fundir un mar perfectamente redondo, de diez “codos” de diámetro y “a su alrededor un cordón de treinta codos”. Hoy sabemos que el cociente entre el perímetro y el diámetro de un círculo, el famoso “Pi”, es un número cercano a 3, con infinitas cifras azarosas después de la coma (3,141592…). Reemplazarlo por 3, como en el antiguo testamento, puede ser una aproximación práctica útil, pero claro, tiene su error y hay quienes atacan a la Biblia por esta imprecisión.
En Mateo 16:2 Jesús dice, con cierta validez científica, “Cuando anochece decís ‘Hará buen tiempo porque el cielo está rojo’ ”. Por un lado, en latitudes intermedias las tormentas (en general, no siempre) van de oeste a este. Por otro, debido a la dispersión de la luz en la atmósfera, el sol se ve rojo en los atardeceres. El cielo será rojo en el atardecer si hay nubes al este, y si hay nubes al este la tormenta se está yendo: habrá buen tiempo.
Le comenté mi lista a Donald Page, físico católico de la Universidad de Alberta en Canadá, autor de trabajos conocidos en coautoría con el mítico Stephen Hawking (Donald aparece en la película sobre La Breve Historia del Tiempo). Conocía mis ejemplos. De inmediato mencionó Efesios 3:18 donde se habla de “la anchura, la longitud, la profundidad y la altura” (¡cuatro dimensiones!) del amor de Cristo, lo que podría tomarse como una indicación de un espacio-tiempo, aunque Pablo bien podría estar enfatizando el amor de Cristo agregando una dimensión más que el espacio sin tener en mente al tiempo como la cuarta.
Sobre los ataques a la Biblia por Pi=3, Page puntualiza que el cociente entre el perímetro y el diámetro de un círculo es 3.1415.. sólo cuando el círculo está dibujado en un plano. Pero en una superficie curva (o en un espacio curvo) la cosa no es así: para ir de un punto de un círculo trazado en la Tierra (un paralelo digamos) a su centro (el polo norte) el camino más directo (el radio) es por un meridiano, y se recorre una distancia mayor al radio del mismo círculo en un plano. ¿Se refiere la Biblia a un mar en un espacio curvo? Dudoso, pero “matemáticamente” posible.
En Eclesiastés 1:7 también parecería haber algo de física: “Todos los ríos van al mar, pero el mar no se llena. Al lugar de donde los ríos vinieron, allí vuelven para correr de nuevo”. Un mar que no se llena ante el flujo constante de los ríos sugiere una comprensión del ciclo del agua; la lluvia era obviamente conocida y la evaporación era algo seguramente observado en vasijas de agua de modo que la cita insinuaría que el agua evaporada vuelve en forma de lluvia. Desconozco si sabían que el agua evaporada no “desaparece” sino que sigue existiendo, pero la alusión es llamativa.
Y por último, el principio. De acuerdo a los modelos aceptados hoy, el Universo tuvo un comienzo, el así llamado “Big-Bang”, que ocurrió al menos hace 10.000.000.000 de años. El hecho de que hubo un comienzo, de que el mundo no existió siempre, es compatible con la Biblia. Lo conversé con Page. Para él, “La tierra estaba desordenada y vacía” de Génesis 1:2 podría interpretarse como el pre-espacio sin geometría de las teorías actuales de gravedad y cosmología cuántica. Y el “Sea la luz” de Génesis 1:3 con la formación del fondo de microondas cósmico (una de las evidencias del Big Bang) . Y que los astros “sirvan de señales para las estaciones, los días y los años” de Génesis 1:14 como una ilustración que el tiempo está mal definido en la gravedad cuántica y está dado solo por el movimiento de entidades físicas (sin movimiento de objetos no hay sentido del tiempo). Esto quizás sea estirar demasiado las cosas al leer un texto antiguo con los anteojos de la ciencia actual, y el mismo Page es escéptico de sus enunciados.
De cualquier modo, a veces al leerla me olvido de mis dogmas y me entrego a la posibilidad de que sea la obra de una genialidad poética sobrenatural.