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Canto de vaquería.
Vaqueria – Orlando “El Cholo”
Llano de verde color, sol de cristal y de llama
los pastos piden limosna, a un viento veloz que pasa,
debajo de los guasimales, rumean paciencia las vacas,
y sestean sus perezas sobre los campos echadas.
Relincho de padrote altivo, piti´o de toro en sabana,
reunión de vaquería, copla y soga reviatada.
Un cielo de tinta azul, lejano mira la pampa,
silencio de abeja y pájaro, huele a rocio y majada.
Ahí va un tímido camino zigzagueando en la sabana
y alla vuelan cielo abajo a la deriva y sin anclas,
nubes de vela que´l viento anda que´l viento,
empuja con manos claras, hacia un oeste de puertos
y un crepúsculo de rada.
Un jinete y un caballo con un galope en el anca,
le van cantando al camino, una canción sin palabras.
Un horizonte sin límite sin música sin copada,
se nota en la lejanía, en la fría madrugada.
El rejo escribió una rúbrica, anda una rúbrica
desde la silla a las astas, para firmar la prisión,
de un toro criollo de casta.
Que bien enlazas muchacho, muchacho que bien enlazas
parece que eres llanero, por la altivez de tu estampa,
en el retemple del rejo, como en la cuerda de un arpa,
se puede toca´ un joropo, con el cuatro y las maracas.
Un matorral se arrodilla y otro matorral se agacha
como pidiendo consuelos al vientre gris de la pampa.
Los cabos del toro azul, son cuatro firmes estacas,
frente a la fuerza del bruto, y frente al sol que recalda.
Que bien lleva ese llanero sobre los hombros la ruana,
entre los ojos la sombra, y en la faz la resolana.
Como le luce al caballo, paisano mío en la cabeza la jáquima
entre las crines el viento, y la luz en la gualdrapa.
Un velo negro de toldo, con el carbón en las alas,
hace signos cabalísticos entre el cielo y la montaña.
en el horizonte hay fiesta de tarde violeta y grana,
y un trinar de aves canoras arrulla monte y sabana
El manto negro de la noche, si de la noche,
llega arropando a la pampa, y el viento cuenta los árboles,
por saber si alguno falta.