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Este trabajo tiene como propósito abordar la motricidad a partir de prácticas corporales como
el danzar, jugar y caminar, así como el gesto y las sensaciones kinestésicas en el horizonte de
la Educación Corporal. Interesa mostrar la Motricidad como esa experiencia que nosotros
mismos hacemos del cuerpo (leiblich) para establecer una relación con la Educación. La
motricidad, en el horizonte de la Educación Corporal, realza las prácticas corporales no
con el fin de prescribir prácticas institucionalizadas o normalizadas sino con la pretensión
de favorecer experiencias para disponer estados de afección, como ese pathos que sucede
ocurriendo, afectando, tocándonos y actuando sobre nosotros, lo cual supone una mirada
de la Educación bajo la figura del acontecimiento, que no pretende planificar lo sensible ni
normativizar la experiencia.
PALABRAS CLAVES: Educación corporal; prácticas corporales; motricidad; experiencia del
propio cuerpo.
INTRODUCCIÓN
Este artículo se inscribe en el marco de la investigación de corte teóricodocumental: El cuerpo en perspectiva de una hermenéutica de la sensibilidad como
826 Rev. Bras. Ciênc. Esporte, Florianópolis, v. 34, n. 4, p. 825-843, out./dez. 2012
ámbito de estudio de la Educación Corporal,1
en el cual le otorgamos un valor
superior al cuerpo en la Educación. Cuando nos preguntamos por las formas de
expresión corporal en perspectiva pedagógica, estamos asumiendo la motricidad
como una práctica corporal, puesto que, de conformidad con la dimensión simbólica
del cuerpo, dichas prácticas corporales son, ante todo, simbologías corporales, nos
hacen comunicar algo, son modos de decir del cuerpo, modos y formas de “uso” del
propio cuerpo y se refieren a las disposiciones, disponibilidades y no disposiciones
del propio cuerpo.
Mediante una práctica corporal, el cuerpo practica formas de la experiencia,
porque con el movimiento corporal se expresan modos de ser de la persona, y
la percepción que esta persona tiene de ello puede generar una determinada experiencia. Un ejemplo de ello es la realización de una práctica corporal en la que
se repita un gesto con variaciones de la velocidad, o aquellas prácticas “somáticas”
que reúnen métodos orientados hacia el aprendizaje de la conciencia del cuerpo
desde la perspectiva de la experiencia personal2
. Por medio de una práctica corporal
podemos saber de la experiencia y, por tanto, sobre el cuerpo. Si el ser humano
se produce a sí mismo, esto significa que a partir de las formas de expresión del
cuerpo se hacen visibles formas de la experiencia de la persona que lo transportan
a otro marco de reflexión y de sensibilidad. Digamos que se acogen las variaciones
de velocidad del cuerpo para abrir la percepción de la experiencia corporal. Con
ello exponemos una idea pedagógica de la formación destacando que esa persona
se hace en la percepción, se hace en el cuerpo. Así, las prácticas corporales se
convierten en espacios de experimentación y aquel gesto aprendido de la danza