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Respuesta:
Pese a que se trata de una epopeya, escrita en forma de verso rimado y compuesta por doce libros o capítulos, al momento de realizar un resumen sobre esta obra de Jhon Milton, quizás lo más conveniente sea reparar en los cuatro momentos que establecen la estructura narrativa de este poema épico. A continuación, cada uno de ellos:
Satanás: historia y evolución
Durante la primera parte de su obra, Jhon Milton presenta el motivo de su poema, señalando que tiene la intención de contar cómo fue que se produjo la caída del hombre y su expulsión del Paraíso. Para esto, Milton entonces se remonta al momento en que surge la rebelión de ángeles en el cielo, quienes con Satanás a la cabeza deciden alzarse contra Dios.
De esta manera, Milton presenta al personaje de Satanás, señalando que se trataba del ángel más bello, el cual sin embargo dejó corromper su corazón. Por igual, Milton narra cómo Dios en castigo decidió expulsarlo a él y a los otros ángeles para siempre del Cielo, condenándolos por el contrario a permanecer por la eternidad en el Infierno.
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Empero, este castigo no saciaría el ímpetu de Satanás, quien ahora quería vengarse, lo cual hará que guíe a los ángeles a los que lidera para que lo sigan en su misión, pero sabiendo que su fuerza no es igual a la de Dios, Satanás decide usar sus mejores armas: la astucia y la mentira, las cual no obstante no blandirá contra Dios, sino contra uno de los productos de su creación: el Hombre.
Adán y Eva: el árbol del conocimiento
En esta parte de la epopeya narrada por Milton, este poeta describe la visita que hace Satanás al mundo creado por Dios, a fin de conocerlo, y por su puesto averiguar en donde habita el hombre. Mientras Satanás pasea por el mundo, Dios le muestra a su hijo al ángel caído, al tiempo que le comenta la misión que este se ha trazado: encontrar al hombre, engañarlo y hacerlo pecar.
Conmovido, el hijo de Dios decide tomar partido, diciéndole a su padre que él está dispuesto a interceder por el hombre cuando este peque, y limpiar este pecado con su sangre. Por su parte, Satanás encuentra por fin al hombre, y se maravilla con la perfección de la creación de Dios. No obstante, esto no lo detiene en seguir su propósito.
En consecuencia, Satanás logra averiguar que Dios ha puesto en el Paraíso el árbol del conocimiento del bien y el mal, dándole al hombre la prohibición de no comer de él. Así, este ángel caído decide engañar al hombre, y llevarlo a desobedecer.
Eva y el pecado de la desobediencia
Por su parte, el tercer gran momento de El paraíso perdido puede ser el momento en que Eva cree en Satanás y come del fruto del árbol del conocimiento. Empero, sabiendo que Satanás pretende engañar al hombre para que este sea culpable, Dios envía a su arcángel Rafael para que advierta a Adán y Eva sobre el peligro de la desobediencia, así como sobre el peligro que pesa sobre ellos, debido al plan que se ha trazado Satanás.
No obstante, esto no sirve para salvar a Eva del engaño. Es así como este ángel caído decide tomar la forma de la serpiente y acercarse a hablar con Eva, engañándola y haciéndola ver que en realidad no existía ninguna razón para que Dios le prohibiera comer del árbol, puesto que ella misma –la serpiente- había probado este fruto, y antes que la muerte, había encontrado el don del habla y del saber. Engañada, Eva come del árbol del conocimiento, sin sospechar que está marcando su destino, convirtiéndose en un ser mortal y cometiendo el pecado de desobediencia.
Expulsión del Paraíso
Por último, Milton narra cómo Eva, después de probar del fruto prohibido se acerca a Adán, con el propósito de ofrecérselo. Adán le advierte a Eva que ha pecado, pero en lugar de permanecer obediente, su amor por Eva lo empuja a probar esta fruta también, a fin de no dejarla sola en su culpa.
Al saber Dios que esto ha sucedido, envía como mensajero a su arcángel Miguel, quien cumple con la misión de comunicarles a Adán y Eva que han sido expulsados del Paraíso hacia el mundo, anunciándoles también cómo sus vidas serán ahora de sufrimiento y dolor, en donde además estarán alejados de la presencia de Dios, con la que podían contar en el Paraíso, lugar al que jamás podrán regresar.
Explicación: