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Respuesta:Se denomina Psicología humanista a una corriente dentro de la Psicología del siglo XX, desarrollada en las décadas de los 50 y 60.
La Psicología humanista se caracterizó por apoyarse en alguna concepción del ser humano de índole filosófica (con antecedentes que van de Sócrates a la fenomenología y la filosofía de la existencia y existencialismo), con raíces en Kierkegaard, Nietzsche, Heidegger, Merleau-Ponty y Sartre, desde donde se abordan temáticas como la libertad de decisión, la búsqueda de sentido, la experiencia inmediata y la personalidad como un proceso en desarrollo.
Surgió como reacción al reduccionismo del conductismo y el psicoanálisis ortodoxo freudiano, dos teorías con planteamientos opuestos en muchos sentidos, pero que predominaban en ese momento; hay que aclarar que ―contrario al conductismo (de pensamiento monista, materialista y determinista)― el psicoanálisis se fundamenta en la filosofía humanista y desde siempre ha pretendido que la persona sea responsable de sí misma y de su devenir; por tanto, esta última ha dado muchos aportes al desarrollo de la Psicología humanista. Pretende la consideración global de la persona y la acentuación en sus aspectos existenciales (la libertad, el conocimiento, la responsabilidad, la historicidad), criticando a una Psicología que, hasta entonces, se había inscrito exclusivamente como una ciencia natural, intentando reducir al ser humano a variables cuantificables (conductismo), o que, en el caso del psicoanálisis, se había centrado en los aspectos negativos y patológicos de las personas (la enfermedad humana). Es decir: tanto el psicoanálisis, como el conductismo, se basaban, principalmente, en tratar al ser humano como animal, cosa que es, pero no solamente. (El psicoanálisis se centraba en los instintos y el conductismo en los mecanismos de acción, reacción y refuerzo.)
Por esto, uno de los teóricos humanistas más importantes de la época, el psicólogo estadounidense Abraham Maslow (1908-1970), quien había incursionado en el conductismo, denominó a este movimiento la Tercera Fuerza, para mostrar lo que se proponía con esta corriente: integrar las formas (aparentemente opuestas) en que se expresaba el quehacer psicológico de la época (conductismo y psicoanálisis) y dar un paso más allá de las mismas.
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