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Alejandra y María eran amigas desde muy pequeñas. Ellas eran muy diferentes, Alejandra era optimista y muy alegre en cambio María era miedosa y fatalista. Siempre estaban juntas, María era la menor y entonces Alejandra siempre la cuidaba. María tenía un perro Sebastián Aguilar lo llamo así porque el original Sebastián Aguilar era el goleador del equipo de futbol del colegio además era el más Guapo. María y Alejandra se contaban las cosas más horribles y vergonzosas que les Había pasado en la vida. Cuando conocieron a Juancho decidieron crear el club limonada, allí crearon la lista negra de sus amores; buscaron un lugar donde reunirse, Juancho sugirió que lo hagan en la bodega de su casa. Hicieron un juramento de no decir a nadie sobre la existencia del club. En una de estas reuniones Alejandra le pregunto a María si le gustaba Juancho en frente de él. Y desde allí empezaron varias peleas entre ellas; además de que el papa de María se enfermó muchísimo, las reuniones del Club ya no eran como antes. Después de la enfermedad del papa de María y problemas con Juancho y Alejandra decidieron terminar el Club para no tener problemas entre ellos. Alejandra y María siguieron siendo amigas y Juancho se alejó de ellas. Siempre en fechas especiales Juancho enviaba limones con caras felices.
María y Alejandra han sido amigas desde pequeñitas. Se conocieron el primer día de clases en el jardín de infantes y desde ese momento siempre han compartido aventuras y desventuras. Ahora que tienen catorce años y están en la escuela, son simplemente inseparables. Ambas comparten todo: secretos familiares, anécdotas vergonzosas, anhelos e ilusiones ... y la mala suerte en el amor.
Como la misma María dice, hay quienes encuentran a su media naranja por casualidades del destino, a veces sin buscarlo ni desearlo. Otros menos afortunados, como ella y Alejandra, sólo han podido hallar un medio limón: ácido, amargo y que trae solo dolores de cabeza, corazones rotos y litros de lágrimas. Es por ello que toman una decisión junto a Juancho: fundar El Club Limonada, un lugar para los enamoradizos sin remedio, en el que podrán desahogarse, pasar un buen rato y dedicarse a elaborar una larga lista negra de amores no correspondidos. Y así, tarde tras tarde, después del colegio, se reúnen en la oscura bodega de la casa de Juancho para compartir sus historias y apoyarse mutuamente.
Poco a poco, María comenzará a experimentar un nuevo sentimiento, no desconocido pero sí anhelado, y se sentirá confusa respecto a ello. Salvando ese inconveniente, todo parecía estar marchando bien, hasta que el pequeño secreto que ella se había negado a contar sale a la luz y amenaza con debilitar sus lazos de amistad. A ello se le añade la repentina enfermedad que aqueja a su padre, lo que hace que la protagonista se distancie cada vez más de sus amigos, pese a que es ahora cuando más necesita de ellos para afrontar los problemas que se le vienen encima. Es ahí cuando se nos plantean dos interrogantes: ¿podrá salir adelante sin ellos? ¿logrará recuperarlos algún día?