• Asignatura: Religión
  • Autor: brisa7819
  • hace 8 años

Hola soy nueva Me podrían resumir El diario de Ana Frank en el capítulo 25 de marzo y 26 de Marzo por favor es urgente​

Respuestas

Respuesta dada por: RonyMaas
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Respuesta:

jueves 25 de marzo de 1943:

Querida Kitty:

Ayer, cuando estábamos agradablemente reunidos papá, mamá, Margot y yo, Peter entró de pronto y murmuró algo al oído de papá. Yo pude vagamente oír: «Un tonel derribado en el almacén», y «alguien que está llamando a la puerta», tras lo cual salieron enseguida. Margot había comprendido lo mismo, pero trataba de calmarme, porque, naturalmente, yo me había puesto pálida. Ya solas las tres, no había más que aguardar. Apenas dos minutos más tarde subió la señora Van Daan; había estado escuchando la radio en la oficina privada, Pim le había dicho que desconectara el aparato y subiera silenciosamente, pero cuando menos ruido quiere una hacer, más crujen los peldaños. Después de otros cinco minutos, Peter y Pim reaparecieron, muy pálidos, y nos contaron sus desventuras. Se habían puesto a escuchar al pie de la escalera, al principio sin resultado. De pronto -nada de ilusión- oyeron dos golpes violentos, como si golpeasen dos puertas. De un salto, Pim subió hasta nuestra casa; al pasar, Peter avisó a Dussel, que, como siempre, fue el último en unirse a nosotros. Todos nos pusimos en marcha para subir a casa de los Van Daan, no sin antes quitarnos los zapatos.

Sólo alrededor de las once y media de la noche comenzamos a sentirnos un poco más tranquilos. Los ladrones nos habían alarmado a eso de las ocho. A pesar de su rápida fuga, nos hicieron

pasar una velada de execrable incertidumbre. Bien pensado, nos pareció extremadamente improbable que un ladrón se arriesgara a forzar una puerta de entrada a una hora en que la gente circula aún por las calles. Además, alguien sugirió que el capataz de nuestros vecinos podía haber trabajado hasta más tarde, que el ruido podía provenir de allí, puesto que las paredes eran delgadas; en tal caso, la emoción general habría jugado una mala pasada a nuestro oído, y nuestra imaginación habría hecho lo demás durante aquellos instantes críticos. Nos acostamos, por fin, aunque nadie tenía sueño. Papá, mamá y Dussel pasaron una noche casi en blanco; en cuanto a mí, puedo decir, sin exageración, que apenas si cerré los ojos. Al alba, los hombres bajaron hasta la puerta de entrada, para observar la cerradura: todo estaba en orden, y, por lo tanto, nos tranquilizamos. Cuando contamos a nuestros protectores la aventura e inquietud de la noche anterior en todos sus detalles, se burlaron de nosotros; pasado el susto, es bien fácil reírse de estas cosas. Solamente Elli nos ha tomado en serio. Tuya,

Explicación:

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