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Carlos de Gante llega conjuntamente a las Coronas de los reinos de Castilla y Aragón el 14 de marzo de 1516, en Bruselas. En los primeros días de abril, arriban a Madrid las cédulas con su firma -a las que se dio inmediato cumplimiento- ordenando al gobernador, consejo, grandes y ciudades, que se le proclamase rey.
El regente, el anciano cardenal Cisneros, debía enfrentar una situación de especial inquietud, entre la nobleza que había apoyado al Rey Católico y la que se preparaba para hallar acomodo en el nuevo reinado. La llegada del Rey fue apresurada.
En ese momento sólo debía haber heredado Aragón y sus posesiones italianas, pues aún vivía su madre Juana I, reina propietaria de Castilla, pero la enfermedad melancólica de ésta que le convertía en incompetente para reinar, le transformó también en rey de Castilla y de su potencial imperio americano. Cuando en 1520, encabeza un imperio europeo, halla su coronación la política de alianzas trazada por los Reyes Católicos, quienes nunca imaginaron, sin embargo, tal concentración de cetros en las manos de su nieto, obrada por la muerte de varios príncipes destinados a reinar en los heteromórficos estados que compondrían el Imperio hausbúrgico y la monarquía compuesta de España. Pero esta construcción no fue un resultado del puro azar. Por entonces, los reyes de España constituían una alianza codiciada no sólo por el Sacro Imperio Romano Germánico, sino también por el poder financiero, que encarnado primero en las familias de los banqueros alemanes Fugger y Welser y luego en los banqueros genoveses y toscanos instalados en Castilla, deseaba proyectarse hacia las inmensas posibilidades abiertas por la expansión africana y atlántica compartida con Portugal.
En síntesis, la herencia de Carlos V comprendió:
1) El legado de Maximiliano I: Los Estados de la Casa de Austria, los derechos sobre el ducado de Milán y el imperio alemán,
2) El legado de María de Borgoña: Los Países Bajos, el Franco Condado, el Charolais,
3) El legado de Isabel la Católica: Castilla, posesiones en el Norte de África, posesiones americanas y
4) El legado de Fernando el Católico: Aragón, Navarra, Nápoles, Sicilia, Cerdeña, Rosellón