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Respuesta:
Las actividades humanas originan una serie de presiones en el medio ambiente provocando un impacto en este, ya que al interactuar con el medio, provocan cambios en el ecosistema del que depende su bienestar. Un ejemplo simple de esto es la actividad humana a la orilla de un río. Si se trata de una pequeña aldea, donde la interacción y el uso del recurso es mínimo, apenas hay presión. O sea, se usa el agua para beber, quizá para andar en pequeños botes, para lavar la ropa (sin detergentes) y para nadar. Pero si hubiera una pequeña ciudad, el impacto o presión sería mayor, si se usa el río como vertedero de aguas residuales de las industrias, o como destino de aguas servidas. Al mismo tiempo, pequeñas embarcaciones podrían transitar por el y de esta manera, contaminarlo con combustibles. Otras presiones humanas importantes se ven en la pesca industrial, el cambio de uso de suelos, que convierten bosques nativos en suelos agrícolas o forestales de monocultivo, el uso de plásticos, de combustibles fósiles, etc, etc.
Explicación: La presión que originan las actividades humanas son mayores cuando más grande es la intervención en el medio ambiente y mayor el deterioro; al avanzar la industrialización es cuando se empieza a generar un mayor daño al ecosistema, al privilegiar el uso de recursos no renovables.