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Orlando Ayala, quien compartió el viernes pasado con jóvenes estudiantes las lecciones de la carrera que lo llevó a ser vicepresidente mundial de Microsoft, sonrió al escuchar el interrogante y admitió que tiene no solo un dispositivo móvil con software de la empresa de Gates, sino que también utiliza un iPhone, es decir, la plataforma competidora. “Incluso a Bill Gates le encanta probarlos todos, para ver quién hace el mejor trabajo”, aseguró.
El ejecutivo bogotano –pero caleño de corazón– llegó a tener el puesto más codiciado de la industria de computadores, como jefe de 40.000 personas en todo el mundo, y se retiró del gigante del software en 2016 al cumplir 60 años. Ahora disfruta en su papel de mentor de jóvenes emprendedores, en particular si son mujeres, pues lo escandaliza el desbalance de género que hay en la industria.
“Recientemente hablé con una muchacha que quería trabajar en Nueva York con una fundación sin ánimo de lucro orientada al emprendimiento, llamada Endeavor. Se presentó, pero no la eligieron. Estaba obsesionada con ayudar a organizaciones sociales y trabajar con gente joven. Ella, muy frustrada, me dijo que habían escogido a alguien con más experiencia. Le dije: ‘Mándale un correo a la persona que te descartó y dile que te dé la oportunidad de trabajar sin que te paguen por tres meses’. Me hizo caso, y ese jefe aceptó, ya que jamás se esperaba encontrar a alguien que tuviera tantas ganas. Le dieron la oportunidad de trabajar y hace tres semanas me mandó un mensaje desde Dubái. Al terminar sus tres meses, le dieron un puesto permanente allá, en Emiratos Árabes. Piénsenlo: Un ‘no’ no necesariamente es un no. Un ‘no’ se acaba cuando tú dices ‘sí’ ”.
Su sacudón a las mentes jóvenes se produjo en el marco del undécimo foro de liderazgo de Cafam, y luego de impartir una conferencia en el teatro de Bellas Artes, al cual asistieron más de 800 personas. En cambio, la charla posterior fue más íntima, en un salón de clases de la Fundación Universitaria Cafam, con 50 jóvenes seleccionados por haber demostrado inquietud en torno a la tecnología: diez de la universidad, diez del Liceo Campestre y 30 del colegio de la misma caja de compensación.