Podría decirse que ulises es un Dios

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Respuesta dada por: gregoriky
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Ulises toma parte durante diez años, y sin quererlo, de la guerra de Troya; es el viaje del caos, de la discordia como punto de partida, lo opuesto a la armonía. El sentido de su viaje (que es, también el sentido de su vida) consiste en reencontrar la armonía perdida en la guerra que los griegos han ganado gracias a la treta del caballo de Troya urdida por el

Cuando acaba la guerra, lo único que Ulises tiene en mente es regresar a una vida plácida en Ítaca, con su esposa y su hijo, e incluso tiene prisa por conseguirlo, por volverse a centrar. Y sin embargo, su viaje de vuelta va a durar otros diez años por su incidente con el Cíclope Polifemo, que es vengado por su padre Poseidón, dios del mar y las aguas. Poseidón va a demorar la vuelta de Ulises con complicaciones constantes. Estas trampas, según Luc Ferry, tienen un sentido filosófico muy significativo: todos los episodios se vinculan con la noción de olvido.

Poseidón trata de hacer olvidar a Ulises el sentido de su viaje de retorno que le lleva de la guerra a la paz, del caos a la armonía. El dios del mar hace lo que puede para que Ulises pierda la memoria, se detenga constantemente en su camino y deje de tener conciencia del mismo sentido de su vida. El canto de las Sirenas, el encantamiento de la maga Circe, las semillas de loto que vuelven amnésico a quien las toma, los distintos sueños que sacuden a Ulises en el peor momento, cuando ya se acerca al final, viendo ya la costa de Ítaca pero se queda dormido y entonces se levanta un viento que le lanza de nuevo mar adentro donde vuelve a estar perdido: todos los accidentes de su travesía revelan figuras del olvido.

Además, tanto durante los diez años de guerra como durante los diez que dura el viaje de vuelta, Ulises no vive en el presente: se mantiene siempre en el pasado o en el futuro, en el recuerdo de Ítaca o en la esperanza de regresar allí, pero nunca en contacto con la realidad del momento en Ítaca. De alguna manera, Ulises está siempre “fuera de sí mismo”, nunca reconciliado con quien es, nunca inmerso en la paz y la armonía que confieren la adecuación con el orden del mundo y el cosmos. Ulises está en las antípodas del carpe diem de Horacio, del amor del presente, de lo que nos es dado aquí y ahora, el tema del que los sabios estoicos, antes que Nietzsche, harán apología. En realidad nunca vive inmerso en “la buena vida” que constituye su objetivo, el sentido de su vida.

Para Luc Ferry, el momento crucial de toda la aventura, lo que cuenta más que nada para deducir del relato la idea emergente de la espiritualidad laica, es el episodio con CALIPSO. Calipso en una diosa, lo que implica que es de una belleza perfecta y que es inmortal, no conoce la vejez ni la muerte y, además, se siente irresistiblemente atraída por el sexo. Así, esta diosa se enamora locamente de este desgraciado mortal que es Ulises, y decide, desde que pone un pie en su isla, retenerlo prisionero. Etimológicamente, el nombre de Calipso, del griego καλυπτειν, kalyptein, “ocultar” lleva implícita la idea.

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