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Explicación:De la observación de las conquistas culturales y arquitectónicas en el Antiguo Egipto se pueden colegir conclusiones un tanto desviadas de la realidad, porque no todo era exceso y dispendio para relajación del cuerpo y del alma. El eterno paraíso nilótico era un espejismo no exento de exigencias y esfuerzo para el día a día de los más desfavorecidos: una inmensa parte de la población egipcia. La realidad que vivía la familia campesina era tantas veces triste y cargada de monotonía, alejada del boato del rico hacendado y del cortesano que disfrutaba de viviendas amplias y mejor saneadas. En el aspecto sanitario, la situación era más dura si cabe, porque al país del Nilo, a sus habitantes en la inmensa generalidad de los casos, les acechaban toda serie de amenazas que no siempre venían del enemigo humano exterior.
Por tanto, conviene hacer un esfuerzo de reflexión para no caer deslumbrados y encandilados por el atractivo de tan brillante civilización, pues, el país, tenía tanto de paraíso atractivo y bíblico como de engañoso y taimado. No obstante, el escaso atractivo del hábitat y de la vivencia humana entre las gentes del populacho no impedía que una masa ingente y variada de insectos, roedores, arácnidos y ofidios, entrara huyendo del fuerte calor del mediodía buscando el prometedor cobijo hecho del humano. Entre tanto, las plagas y pestes hacían su excursión periódica diezmando por doquier la población y las cosechas de ésta: la langosta, la oropéndola, el gálgulo, etc. Qué poco tenían que envidiar en mortandad a las provocadas durante el medievo europeo.
Y es que aún más, si cabe, el hombre se encargaba de hacer la vida más peligrosa con los desperdicios y la contaminación que provocaba y que arrojaba en canales, acequias, charcas inmundas que se colmaban y se recriaban al lado de aquellos elementos de la fauna microscópica que influía tan negativamente en la salud. Las aguas, con frecuencia, eran poco saneadas y potables salvo en núcleos urbanos importantes en donde se han podido descubrir redes de canalización (Lahun, por ejemplo), por tanto de sospechosa procedencia; excepto que aquéllas procedieran de las claras y frescas corrientes del Nilo. Tan siquiera una buena alimentación podría paliar la ignorancia de estos temas.