• Asignatura: Castellano
  • Autor: kaneki011
  • hace 8 años

Historia de terror corta

porfavor es urgente

Respuestas

Respuesta dada por: lucesita450
0

Explicación:

un día muy lejanos de nuestro hogar una niña llamada Rakela fue con su hermana alondra a un cementerio.

Pues se les habia hecho muy tarde para ir , sin pensarlo se fueron a las 6:00 de la tarde pero no supieron que el camino era largo y llegaron a las 7:30 pues era muy noche.

la puerta estaba abierta no habia nadie pues el guardia no estaba , en realidad vimos una luz desde muy lejos y unas voces .

fueron y encontraron un cadaver , el ataul estaba abierto . De pronto escucharon pasos y voces diciendo

- niñas ustedes no pueden estar aqui !!!!

Entonces se asustaron los arboles empezaron a moverse brutalmente y escucharon pazos de caballo salieron corriendo , en su adelante aparecio el . Era como lo peor de el mundo no lo habia visto nunca , pues era un caballo pero sin cabeza su piel arrugada creo que se estaban imaginando

era muy noche y sono el celular , todos se levantaron salieron las almas

Salieron corriendo y tuvieron miedo , gritaron ayudaaaaa

Fin

Respuesta dada por: kurogana
1

Respuesta:

Explicación:

Un, dos, tres

El pequeño Tomas, odiaba que lo dejaran al cuidado de la vecina, una viejecilla de extrañas manías, muchas de las cuales la gente relacionaba con brujería, aun así, los padres del niño no se dejaban llevar por tonterías y confiaban mucho en ella, tanto como para encomendarle su pequeño hijo.

Para él, era la más horrible de las pesadillas, no podía pegar un ojo debido a la serie de inexplicables ruidos que siempre se escuchaban en su pequeño departamento, y sobre todo por una terrible canción que ella repetía una y otra vez para acompañar sus pasos.

Historias de terror Un, dos, tres

—Un, dos, tres; me oyes pero no me ves…

—Cuatro, cinco, seis; no me encontrareis…

—Siete, ocho, nueve; estoy más cerca de lo que crees…

El niño entonces se sentía acechado, buscaba alrededor, vigilaba cada rincón, quería esconderse, pero le era prácticamente imposible, pues es bien sabido por todos, que debajo de la cama o el armario están los monstruos y esos eran los mejores escondites. Ni en su casa se sentía seguro, pues la anciana tarareaba todo el día la misma tonada, y Tomas los escuchaba porque ambas casas tenían una pared en común.

Con el paso del tiempo, el chico fue creciendo, y el miedo se hizo menos, hasta que una noche, mientras caminaba del trabajo a la casa, un chiflido se hizo eco en la oscura calle que transitaba… la tonada le parecía familiar, pero no podía recordar con exactitud. Hasta que los chiflidos se volvieron palabras:

—Un, dos, tres; me oyes pero no me ves…

La sangre del cuerpo del joven, bajó del golpe hasta sus pies, causando tal pesadez que le era imposible moverlos, estaba clavado en el piso, escuchando como un par de pasos se acercaban a su espalda.

—Cuatro, cinco, seis; no me encontrareis…

El mismo terror que lo paralizaba, le dio entonces impulso para salir corriendo, casi volando, hasta llegar a su casa. Ahí, un ataque de risa le invadió, se sentía un poco tonto al huir de los recuerdos de su niñez. Así que, después de tomar aire, siguió con su rutina, escuchando primero los mensajes de su contestadora.

El único era de parte de su madre, pidiendo que asistiera al funeral de la viejecilla. En ese momento, no pudo detener los escalofríos que subían electrizando a la vez todo su cuerpo, y erizándole los pelos al escuchar nuevamente:

—Siete, ocho, nueve; estoy más cerca de lo que crees…

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