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La mejor manera de mantener el metabolismo activo y mantenerse saciado es distribuir la alimentación diaria en 5 comidas, tres principales y dos más ligeras. Este método combinado con una dieta variada y equilibrada es mucho más saludable que el sistema habitual de 3 comidas.
Cuando nuestro organismo lleva más de 4 horas sin ingerir alimento, el nivel de glucosa en sangre baja y se producen hormonas especiales para activar el apetito. Cuanto más tiempo pasa más hormonas de este tipo se producen y más riesgo corremos de comer copiosamente.
El cuerpo tiende a almacener reservas en forma de grasa cuanto más tiempo pasa privado de alimento. Comer con mayor frecuencia mantiene las energías y anula el llamado gen ahorrador y por tanto ayuda a perder peso.
La alimentación fragmentada en 5 comidas hace que cada ingesta se absorba mejor y que el sistema digestivo no se sobrecargue. De esta manera evitamos las digestiones pesadas y la somnolencia que se asocia a ellas. Este método está especialmente indicado para mejorar problemas intestinales.
Otro beneficio de las 5 comidas diarias es que da pie a enriquecer la dieta. Con las tres comidas es habitual centrarse en los principales dejando la fruta para el final o directamente prescindiendo de ella. Una mayor frecuencia de comidas favorece la introducción de frutas, verduras y lácteos en la alimentación diaria.
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