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Un año más, los devotos de nuestra Madre María Auxiliadora nos encontramos en su novena y celebración del 24 de mayo.
"Nosotros no podemos menos de contar lo que hemos visto y oído" (Hechos 4,20). Esto es lo que me trae a hacer esta reflexión. En estas fechas en las que vivimis y vemos cuánta necesidad hay a nuestro alrededor, conozco personas sencillas, con nombres y apellidos (que voy a omitir) y con una vinculación muy especial con la Virgen y esto les lleva a ser solidarios. Con nuestros hermanos más necesitados. No dejo cada día de alegrarme al comprobar la gran solidaridad existente a mi alrededor, sobre todo con personas concretas (niños, jóvenes y mayores). Hace un tiempo llegaron a mis manos donativos de niños que fueron generosos. Al celebrar su cumpleaños les decían a sus amigos y familiares que no querían regalos, que ellos preferían el dinero, pero para poder entregarlo en un proyecto de solidaridad. Otros, en su primera comunión, fueron capaces de compartir con generosidad la mayoría del dinero recogido, donándolo en la parroquia, una manera más de compartir con los más necesitados. Unos amigos, al celebrar sus bodas de oro matrimoniales, no quisieron regalos, sólo que el importe que pensaran gastar en un regalo, lo ingresaran en una C/C para un proyecto solidario. Esta misma devoción a nuestra Madre Auxiliadora y a la confianza depositada en un amigo salesiano, que actualmente está en Monzambique, hicimos un proyecto, "Juntos". Pues bien, la generosidad de las personas me hicieron temblar las manos. Una familia cordobesa nos entregaba un donativo anónimo de 2.000 euros, junto a una carta anónima diciendo que completarían el donativo hasta los 6.000 euros. Y así fue, pero la cosa siguió y al curso siguiente otros 6.000 euros. Desde estas líneas aprovecho para darles las gracias en nombre del proyecto. Todo esto y más, es lo que hace que cada día yo me sienta más Iglesia universal.
Pero la cosa no queda aquí, y para que digan que los curas solo piden, quiero compartir otra realidad. Un amigo, devoto de María Auxiliadora, celebrará sus bodas de oro sacerdotales y dice en la invitación: "Cómo signo de austeridad no se hará más celebración que la de la Eucaristía. Tampoco habrá regalos; en su lugar, una colecta (¡generosa!), para los parados del barrio. Esta comunidad cristiana agradece su oración y, si es posible, su presencia en este sencillo acto religioso"