Respuestas
En primer lugar, no existe el frío. El frío es un concepto lingüístico y no físico. Es la palabra que utilizamos para decir “no calor”. Es como luz y oscuridad, húmedo y seco. La luz y el agua son cosas tangibles, pero oscuro y seco denotan la ausencia de luz y agua, respectivamente.
Cuando salimos al espacio exterior nos encontramos por primera vez con un entorno en el que no había partículas en movimiento y por lo tanto no había energía que transmitir, es decir, calor. El espacio no puede estar caliente ni frío, porque está vacío de materia (hasta que se demuestre lo contrario). Pero sabemos que la temperatura de algunas piezas de los trasbordadores espaciales de la NASA disminuye a 130 grados Celsius bajo cero.
Lo que ocurre es que el trasbordador o cualquier objeto pueden ganar o perder energía no sólo por estar en contacto con materia que está más fría o caliente, sino también por radiación. Por una parte, el trasbordador está recibiendo radiación del Sol (el principal radiador por su cercanía) y las estrellas. Parte de esta radiación, al chocar con el objeto, será absorbida, y su energía será disipada en forma de calor. Pero al mismo tiempo el trasbordador, que todavía lleva su carga de calor terrestre, está radiando parte de su propia energía en forma de radiación infrarroja. Así es como los dispositivos de visión nocturna pueden “ver” a la gente en la oscuridad. El trasbordador, entonces, está recibiendo montones de calor irradiado por el lado que da el Sol, mientras irradia calor rápidamente por el otro lado, que se vuelve muy frío.
Así, puede decirse que el trasbordador en sí está frío porque es un objeto real, pero el entorno por el que se desplaza no está frío, ni semántica ni físicamente