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Numerosos conflictos sobre fronteras marítimas enfrentan a los países africanos. A menudo, los países se ven obligados a recurrir a la justicia internacional para dirimir el conflicto entre sus protagonistas, sobre todo cuando se descubren yacimientos de materias primas en alta mar (como petróleo y gas).
Tras la colonización, los colonizadores trazaron las fronteras terrestres y tomaron todo tipo de decisiones, incluida la suerte que correrían los Estados, sus excolonias, a menudo sin tomar en consideración otros aspectos. Como consecuencia, surgieron conflictos y éstos envenenaron las relaciones entre los países.
Respecto de las aguas territoriales, según los expertos jurídicos, apenas un tercio de las fronteras fueron objeto de acuerdos definitivos entre las partes; el 70 % siguen sin definirse, lo que va en detrimento de la buena coexistencia entre Estados vecinos.
Los especialistas en Derecho Marítimo calculan que, de las aproximadamente 100 fronteras marítimas que existen entre los países africanos, solo 32 han sido objeto de acuerdos formales entre Estados.
En el resto de los casos, las delimitaciones están sujetas a interpretaciones, a pesar de la normativa adoptada por la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CONVEMAR) de 1982. Esta situación es producto de las incertidumbres relativas al trazado de las fronteras terrestres y los conflictos de soberanía sobre territorios heredados de las potencias coloniales.
Los conflictos existentes, que durante décadas no fueron tratados, siguen latentes y pueden comprometer la estabilidad de la región o, cuando menos, las relaciones diplomáticas en el continente, visto el creciente interés por las perspectivas petroleras.
La falta de solución definitiva a estos conflictos territoriales crea incertidumbre jurídica para las empresas petroleras y gaseras que operan a lo largo de la costa africana. Sus permisos pueden ser revocados o quedar invalidados en cualquier momento.
Es momento, por lo tanto, de buscar una solución duradera a este problema. Puede lograrse a través de acuerdos fronterizos entre Estados o recurriendo a instancias internacionales, o incluso firmando acuerdos, basados en porcentajes, sobre la explotación de los recursos de las zonas en conflicto.
Como ejemplo encontramos los conflictos entre Gabón y Guinea Ecuatorial, Camerún y Nigeria, Costa de Marfil y Ghana, y Somalia y Kenia, por citar solo algunos casos en los que los límites de sus aguas continúan siendo imprecisos.
Senegal y Guinea-Bissau, Nigeria y Santo Tomé y Príncipe, y la República Democrática del Congo y Angola han encontrado una solución a sus conflictos marítimos: la explotación común de sus aguas marítimas; un ejemplo, en este caso, de carácter paliativo.
Boureima LANKOANDE
Burkina24. - Fundación Sur