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En la última década, "sociedad de la información" es sin duda la expresión que se ha
consagrado como el término hegemónico, no porque exprese necesariamente una
claridad teórica, sino gracias al bautizo que recibió, en las políticas oficiales de los
países más desarrollados y la coronación que significó tener una Cumbre Mundial
dedicada en su honor.
Los antecedentes del término, sin embargo, datan de décadas anteriores. En 1973, el
sociólogo estadounidense Daniel Bell introdujo la noción de la «sociedad de
información» en su libro El advenimiento de la sociedad post-industrial, donde
formula que el eje principal de ésta será el conocimiento teórico y advierte que los
servicios basados en el conocimiento habrían de convertirse en la estructura central
de la nueva economía y de una sociedad apuntalada en la información, donde las
ideologías resultarían sobrando.
La noción de sociedad del conocimiento es una innovación de las tecnologías de la información y las comunicaciones, donde el incremento en las transferencias de la información modificó en muchos sentidos la forma en que desarrollan muchas actividades en la sociedad moderna. Fue utilizada por primera vez por el filósofo de la gestión empresarial Peter Drucker, cuyas ideas fueron decisivas en la creación de la Corporación moderna, quien previamente había acuñado el término "trabajador del conocimiento" y hoy es considerado el padre del management como disciplina. En el decenio 1990-2000 fue profundizado en una serie de estudios.
¿Vivimos en una época de cambios, o un cambio de época? ¿Cómo caracterizar las
profundas transformaciones que acompañan la acelerada introducción en la sociedad
de la inteligencia artificial y las nuevas tecnologías de la información y la
comunicación (TIC)? ¿Se trata de una nueva etapa de la sociedad industrial, o estamos
entrando en una nueva era? “Aldea global”, “era tecnotrónica”, “sociedad
postindustrial”, “era" o "sociedad de la información” y "sociedad del conocimiento"
son algunos de los términos que se han acuñado en el intento por identificar y
entender el alcance de estos cambios. Pero mientras el debate prosigue en el ámbito
teórico, la realidad corre por delante y los medios de comunicación eligen los nombres
que hemos de usar.
Cualquier término que usemos, en el fondo, es un atajo que nos permite hace
referencia a un fenómeno -actual o futuro-, sin tener que describirlo cada vez; pero el
término escogido no define, de por sí, un contenido. El contenido emerge de los usos
en un contexto social dado, que a su vez influyen en las percepciones y expectativas.
Pues, cada término lleva consigo un pasado y un sentido (o sentidos), con su
respectivo bagaje ideológico. Era de esperarse, entonces, que el término que se quiera
emplear para designar la sociedad en la que vivimos, o a la cual aspiramos, sea objeto
de una disputa de sentidos, tras de la cual se enfrentan diferentes proyectos de
sociedad.
En el marco de la Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información -CMSI-, hay dos
términos que han ocupado el escenario: sociedad de la información, y sociedad del
conocimiento, con sus respectivas variantes.