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Argumento:
Rufinito, arquetipo poco mas o menos autentico, resulta ser un verdadero tipo, según la hora y le medio, nada raro en un pueblo de torpes atavismos, supersticioso e ignorante, y hasta fanático en ocasiones, el cual puso el éxito por encima del ideal ; y dejo a los restauradores para seguir a Báez, y proscribió a Duarte para hacer de Santana un caudillo, un providencial y talvez un traidor a la patria ; y puesto a elegir entre Ulises, el del derecho, y Ulises, el de la fuerza, habría optado por el segundo. Todavía hay multitudes ignaras o perversas, que aclaman a barrabas y maldicen y condenan al justo.
El odio al los Dones - los señores de la vega semipatriarcal en la media centuria - como parejas con el desden que la juventud trinitaria inspiraba a la gente blasonadora de hábil practica. Rufinito era uno de tantos desdénos; al amparo de su instinto servil y de su misma insignificancia, cuando no al favor de la embriaguez, pudo efectuarse el proceso zorruno de su espionaje. El desarrollo del suceso, sencilla y lógicamente presentado es de verismo exacto. Pero hay dos hechos - los culminantes- que suscitan la duda y se prestan a la controversia: UNO: la manera irreflexiva, o el descuido injustificable, de confiar la carta al ventero, como cosa baladí, para que el beodo y adormillado fingido pudiese interceptarla. Tampoco me parece indispensable el recurso de la misma comprometedora; pues rufinito - independientemente del valor que hubiese de atribuirle a Santana a la denuncia - bien pudo creer, en su adhesión partidarista, que seria aceptada como un servicio valiosísimo. Otro: la supresión misteriosa del bellaco, caído en la trampa sin salida se hallaron en poder de gente, interesada en ello, que podría destruir el documento e incapacitar así a rufinito para realizar su empeño.
Rufinito, tradición o sucedió histórico, episodio dramático verosímil convertido en fácil e interesante leyenda por el danoso estilo de un escritor que es un artista, marca un nuevo exilio en la buena labor literaria de Federico García Godoy y ofrece a la bibliografía dominicana , aun un formación., no pocas bellas paginas ejemplares.