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Hay muy poca literatura sobre hecho tan magnífico como fue la conquista y colonización española de Norteamérica. Y mucha menos sobre la experiencia y el trabajo de unos pocos españoles que, como otros muchos, en su búsqueda de nuevas oportunidades y una vida mejor se aventuraron más al norte de Cuba y Nueva España en pequeñas y grandes expediciones sin tener casi datos, ni relatos fiables sobre qué se iban a encontrar en el camino.
España exploró y conquistó extensísimos territorios que abarcaron desde Carolina del Norte en la costa Este norteamericana hasta Alaska en la punta noroeste del subcontinente: California, Arizona, Nuevo México, Texas, Alabama, Mississippi, Arkansas, Kansas, Florida, Louisiana, Virginia, Georgia, Carolina del Sur y del Norte, Tennessee, Oklahoma, Oregon, Nevada, etc. Esas exploraciones, conquistas, colonizaciones y defensa de estas extensiones tuvieron que realizarse con muy pocos recursos y en un ambiente hostil y muy difícil. Todas estas regiones habitadas por nativos en muchos casos muy violentos formaron parte posteriormente del virreinato de Nueva España.
Estas expediciones que hicieron posible su recorrido, estudio y colonización fueron realizadas por unos hombres duros y agerridos que tuvieron que enfrentarse a peligrosísimas tribus nativas (navajos, apaches, semínolas, pueblos, sioux, comanches, etc) o aliarse con ellas. Sin olvidarse de los sacrificados religiosos que, en muchos casos olvidados por las fuerzas civiles y militares, realizaron su tarea evangelizadora en solitario frente a tribus que a menudo les acogieron bien y con hospitalidad pero en otras muchas ocasiones sufrieron terribles torturas y fueron vilmente asesinados. Tuvieron que mantener aislados fuertes en zonas difíciles de defender y con muy pocos hombres y armamento. Una auténtica hazaña que no tiene parangón en la historia, como ocurre en casi todo lo que ocurrió en el Nuevo Mundo durante aquellos años.
Pero la hazaña no fue solo su exploración, conquista y colonización, sino mantener esos vastos territorios bajo soberanía española y defenderlos contra las incursiones nativas y europeas.
Hay mucho material de todo tipo sobre la conquista de Norteamérica sobre todo lo referido a la conquista anglosajona, holandesa y francesa. Más tarde llegaría la conquista del oeste y la ocupación de la costa oeste desde la costa este azuzada por el desarrollo del ferrocarril y el descubrimiento de oro en los ríos californianos. Pero mucho antes de que estos colonos llegasen y conformasen las actuales naciones de Canadá y Estados Unidos los españoles habían explorado, recorrido y recogido en mapas estas inmensas e inhóspitas tierras sentando la base para una colonización posterior más profunda y sin tantos riesgos. Se puede decir que España con su acción exploradora “alisó” el terreno para que otros luego se aprovechasen.
Con el término “Norteamérica” quiero referirme al territorio actual de Estados Unidos y la costa este del Canadá que es donde se produjeron los principales hechos expedicionarios. Y muchos dirán que qué ocurre con México, que es también una nación norteamericana. Pues queda fuera de estos artículos ya que su conquista fue tratada en este blog en profundidad por su mayor importancia política e histórica. No es ni mucho menos marginarla de sus compañeros norteamericanos sino que al ser más importante y con mayor calado ya tuvo su propio lugar.