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Era el 15 de agosto. Seguramente ése sería su mayor consuelo, ése su mayor deseo aunque el corazón se le desgajase por pedazos.
Cuando Liza emprendió su viaje, entonces todo cambió. Su alegría se tornó en oscura tristeza y su brillo visual en lágrimas espesas. Y es que él sabía que su alegría era a la vez dolor, pues su lejanía no la sustituiría ninguna flor. Aunque su esperanza le llenara el corazón, el dolor de no tenerla consigo le arrancaba el corazón. Entonces fue cuando a lo lejos un tren dejó aullar su silbido y más gemía la noche, pues la lejanía del tren le acercaba la noche. Nada es preciso ahora, todo se acabó, solo algo queda a la espera, el esperar a su llegada era la solución. Sería su final.
Había culminado ya un día, y ése día se llevó su única flor, la flor de su alegría, la alegría de su corazón.
De veras me inspiré. Ufffff, casi que me vuelvo poeta.
A mi me gustó, espero también te guste y más que todo te ayude.
¡Suerte!