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En el Láscar se han registrado 32 erupciones a partir del año 1848, mientras que el último registro de actividad eruptiva corresponde al año 2015.
Sus erupciones históricas han sido principalmente explosivas, generando en ocasiones grandes corrientes piroclásticas, caída de grande bombas volcánicas, y flujos de lavas andesíticas, y dacíticas, en menor proporción. Los estilos eruptivos observados a partir de 1984 comprenden la formación de domos en los cráteres sumitales, la subsidencia de estos domos de lava con colapso del cráter, erupciones explosivas vulcanianas y plinianas que culminaron en la erupción mayor del 19-20 de Abril de 1993 (Gardeweg et al., 1998). La erupción de 1993 consistió en la ocurrencia de siete períodos discretos de generación de corrientes piroclasticas acompañados por columnas eruptivas que excedieron los 10 km de altura (Sparks et al., 1997). El pulso de mayor intensidad tuvo lugar el 20 de Abril entre las 06.28 y las 09.20 horas y formó una columna eruptiva de 23 km de altura sobre el volcán, que dispersó un depósito de gruesas pomez hacia el Sudeste y que estuvo acompañada de la generación de las corrientes piroclásticas más energéticas que descendieron por las laderas del volcán hasta 8,5 kilómetros lejos de la cumbre en dirección Noroeste (Sparks et al., 1997). Se ha calculado que el volumen de tefra emitido durante la erupción es cercano a 0.2 km3, cuyo material se depositó en su mayoría en territorio Argentino (Viramonte et al., 1994).