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"El diablo de la botella" no deja indiferente al lector. Como era bastante común a finales del siglo XIX, en este relato Robert L. Stevenson no busca sólo que el lector pase un rato divertido con su lectura sino que quiere transmitirle también ciertos valores que él considera indispensables. El relato es, por lo tanto, una fuerte crítica a ciertos comportamientos del hombre como pueden ser los deseos de cosas materiales y el culto al dinero. Algo que vemos reflejado en esa botella que va pasando de mano en mano, con ese diablo en su interior que tiene varios significados que van desde la codicia hasta la envidia. Sin embargo, y como en todos los cuentos, siempre hay lugar para la esperanza. Pese a estar controlado por este diablo que habita en la botella, Keawe logra liberarse de él gracias al amor de Kokua.