LA LEGALIZACIÓN DE LAS DROGAS
La discusión sobre la liberalización de las drogas se realiza en dos grandes frentes.
Por un lado figuran sus defensores, quienes sostienen que si se realiza éstas, caen sus precios de venta, se derrumban las grandes utilidades de los narcotraficantes y tras la caída de los precios desaparecen, así mismo, las propias mafias y sus crímenes.
Como consecuencia de lo anterior, se ahorrarían los gobiernos los inmensos costos de combatir las mafias y podrían canalizar tales dineros para curar los adictos, para educar a la población y para prevenir el consumo. Recibirían en igual forma los gobiernos algunos ingresos por impuestos al ser ellas legales, como sucede hoy con los impuestos sobre drogas autorizadas como los nefastos alcohol y tabaco: las que se consideran algunos estudios recientes como menos perjudiciales que las prohibidas a la fecha.
Todos los argumentos anteriores pueden ser válidos, salvo que en los países donde se han legalizado las drogas si han caído los precios, ciertamente, pero los mismos precios bajos han contribuido a elevar tanto el consumo de las menos nocivas, como parece ser la marihuana, como de las devastadoras, cocaína, anfetamina y heroína.
Se oye decir que así como muchos consumen alcohol, resultan ser pocos los que “abusan” de él. Que lo mismo acontecería con la marihuana, por ejemplo. Explicación discutible, puesto que creo haber entendido que el consumo de las suaves sí conduce a no pocos al “abuso de las fuertes”.
En cuanto a los efectos curativos de la marihuana y compañía, estimo válido el argumento de que hay drogas mejores y más eficaces que estas, sin los peligros de ellas. Entiendo que el éxito de la rehabilitación de los adictos a las anfetaminas es muy bajo, casi imposible.
Existe otro grupo de defensores que apoya la liberalización al sostener que los estados no pueden promulgar leyes para defender a los adultos de ellos mismos. Que los adultos deben ser completamente libres al tomar sus decisiones. Defienden el derecho “al libre desarrollo de la personalidad” a la manera de nuestros inefables Carlos Gaviria y Armando Benedetti. No admiten ellos que al permitir la posesión de unos pocos gramos le abren el tráfico a las toneladas.
Ante lo cual aducen otros en su contra que a los estados corresponde precisamente promulgar leyes para prevenir inducir a los jóvenes a consumir drogas, para evitar accidentes, crímenes, destruir las familias por la presencia de miembros drogadictos y reducir la productividad doméstica. Absurdo pretender combatir las drogas solo con la educación y el buen ejemplo de la familia en medio de un ambiente permisivo tolerante por los estados con malos amigos y con educadores y jueces que no apoyen a las fuerzas del orden…
Suficientes problemas tenemos ya con el alcohol y el tabaco para agregarle otras novedades. El fracaso en california de la legalización de la marihuana les otorgó la razón a los argumentos de quienes se oponen.
Fuente: González Rodríguez Hernán, noviembre 6, 2010. El espectador. En: http://www.elespectador.com/opinión/la/legalización-de -las-drogas-columna-239042-
El texto plantea dos posiciones frente a “La legalización de las drogas”: estas dos posturas tiene un tema en común:
A. La inversión social como función del estado.
B. Erradicar el consumo de drogas.
C. El derecho a la libre personalidad.
D. El papel definitivo que tiene la familia
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creo que la A espero que sea esa
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